El fin de semana es momento de relajarse y desconectar del trabajo, los estudios y olvidar, durante unas horas, la rutina semanal. Son dos días para hacer otros planes, salir de casa u, otra opción muy válida, quedarse en el sofá abrazando la manta y mirando series y películas. Los sábados y domingos, sin embargo, también resultan ser una oportunidad excelente para descubrir aquellos restaurantes que nos llaman más la atención, pero que entre semana es imposible visitarlos por la falta de tiempo. Para que no tengas que perder tiempo pensando dónde ir, desde La Gourmeteria te recomendamos 4 restaurantes para probar durante el fin de semana y disfrutar de magníficos platos y lugares.
Los mejores restaurantes del Antiga Esquerra de l'Eixample
Barcelona está repleta de restaurantes y, a veces, hay tantos que incluso los podemos encontrar el uno al lado del otro. Es el caso de la selección de estos cuatro restaurantes que se encuentran prácticamente en una sola esquina del barrio Antiga Esquerra de l'Eixample. Entre la calle de València y la calle de Aribau encontramos repartidos cuatro establecimientos muy diferentes entre ellos, pero con platos de mucho nivel y sabrosos.
Haddock: la taberna más canalla de Barcelona
El local, con sus mesas de madera y la barra llena de botellas y vasos, podría recordar una taberna de las de antes, suena jazz de música ambiente. El chef atraviesa el local de la cocina en la barra y viceversa cada cinco minutos, ahora pasa por delante de mí con una coca hacia la barra, donde quema el azúcar de sobre con un soplador. No para de entrar gente. Para situarnos: Francesc Monrabà nació en Sant Celoni hace unas décadas, donde trabajó durante un tiempo al desaparecido Racó de Can Fabes con el recordado Santi Santamaria, pero también a lo largo de su carrera ha coincidido con otros cocineros, estrellados y no. Ahora ya hace unos años que abrió el restaurante Haddock, donde ofrece lo mejor que sabe hacer; y sí, el nombre del restaurante viene del famoso capitán Haddock, el inseparable compañero de Tintín.
Mesa Lobo: un cambio generacional
En los últimos años otro concepto de restauración ha fructificado en la ciudad. Se trata de espacios con aspecto de bar y carta de restaurante, con una cierta informalidad en la estética y la manera de hacer, sin embargo, al mismo tiempo, con el denominador común de poner esfuerzo al cuidar de los detalles y de desarrollar platos con una cierta complejidad que quieren marcan la diferencia. Los nuevos bares de tapas van en retroceso, los antiguos son más valorados que nunca, de restaurantes de ticket alto se abren pocos y el triunfo es por estos espacios próximos a los modernos bistrós parisinos. El restaurante Mesa Lobo, en l'Antiga Esquerra de l’Eixample, es un ejemplo de eso último, y tiene un buen toque de afrancesamiento.

Taktika Berri: una barra de pinchos cautivadora
Originariamente, el Taktika Berri era el típico local para tomar copas y ver el fútbol, de aquí el nombre original, que era Táctica. Los tres socios originarios ofrecieron el local a Carmen y a Julián durante seis meses de prueba, argumentando cómo de bien cocinaba Carmen, seguro que triunfaban. En paralelo, un amigo les comentó entonces que si abrían un local de pinchos, era apuesta ganadora. Y así fue. Pasados estos seis meses, no los dejaron marcharse, porque el local funcionaba a toda máquina y la clientela lo llenaba cada día. Recuerda que, a los inicios, Leopoldo Pomés empezó a traer clientes importantes, el boca a boca y la buena cocina hicieron el resto. El local, con capacidad para cien personas, fue de los primeros restaurantes con barra de pinchos de Barcelona.
Ostaia: la cocina italiana nunca vista
El Ostaia se desmarca del resto de italianos y su P&P (Pasta y Pizza). Va a los orígenes concretos de Génova, al norte del país alpino, para acercar a Barcelona un bocado de aquella cocina y de aquellos ingredientes tan desconocidos para nosotros. Ubicados en la c/ Aribau 58, es un local sencillo con mesas repartidas a lo largo de todo el comedor y, en el fondo de todo, imágenes y vídeos que reproducen las calles de Génova para apreciar no solo a través del paladar, sino a través de la vista, la belleza culinaria y cultural de esta región.