Neveras con puertas de madera, botas de vino y tiradores metálicos, vermú de la casa y mostradores de mármol. Estas son algunas de las características de las bodegas de barrio en Barcelona, que persisten y que cada día ganan a más adeptos. ¿Voluntad de contagiarse del espíritu de tiempos pasados? Las grandes superficies y los nuevos supermercados de delicatessen no cuentan con el espíritu humano que aporta la pátina del tiempo. Las bodegas de barrio son casi toda una institución. Tanto para el sector gastronómico como para la sociedad. Alma de barrio, los propietarios de las bodegas conocen de primera mano a sus clientes y acogen a los recién llegados con una sonrisa y ganas de saber qué les interesa. Muchos, de hecho, son negocios familiares, que, generación tras generación, han utilizado el olfato negociando para traer a sus pequeños establecimientos lo mejor de todas partes. Como pequeño homenaje y con ganas de mostraros la esencia de estos establecimientos que realmente persisten al paso del tiempo, os proponemos un recorrido por 5 bodegas de barrio de Barcelona que puedes visitar este verano y asegurar su preservación. En La Tumbona de ElNacional.cat encontrarás muchas más propuestas gastronómicas y personales para disfrutar este verano.

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1. Celler Jordana

"Bienaventurados los hispanos para los que vivir es sinónimo de beber". Una sentencia atribuida al emperador romano Julio César, que nos da muchas pistas sobre el local donde entramos: todo un templo vinícola que no tiene nada que envidiar de los templos romanos. En su interior, centenares de ejemplares de vinos de referencia y los mejores productos gourmet. ¿Es o no un templo? Esta es la filosofía del Celler Jordana, quien ha dado el salto desde la comarca de la marisma hasta la ciudad de Barcelona para ofrecer a la mayor amplia representación de vinos de Alella. Al frente del restaurante, Manel Pujol, declarado un firme amante de los vinos de la ciudad costera de Alella, que vive detrás de la barra del Celler Jordana para compartir y dar a conocer la gran oferta de vinos que se elaboran a la Denominación de Origen de Alella, la DO más próxima a Barcelona, sin embargo, una de las más desconocidas. Con una oferta de cerca de más de 200 referencias de vinos nacionales e internacionales, que se pueden disfrutar a precio de tienda con la retirada del tapón incluida; un sueño hecho realidad para los amantes del vino y los que disfrutan la vida.

Manel Pujol, de la Bodega Jordana
Manel Pujol, del Celler Jordana / Foto: Jordi Domènech

El Celler Jordana, a pesar de llegar hace tan solo un año en Barcelona, es todo un templo en la ciudad de Alella, convirtiéndose en la tienda de vinos más antigua de esta ciudad de la comarca de la marisma. Regentado por Manel Pujol desde 2013, cuando se quedó con la tienda de vinos a granel con más historia del pueblo. Una bodega de aquellos "de toda la vida", de 1957, que en el 2013 se reconvierte en una tienda de vinos con una oferta de más de 550 de referencia nacionales e internacionales. Y todos ellos, acompañados con una singular y única propuesta de carta de cocina de ensamblaje con productos gourmet selección de Manel Pujol, una experiencia que, si se comparte, se disfruta el doble. Ahora, este viaje cabe al pasado del pueblo de Alella, ha aterrizado en la ciudad condal para robar los corazones de los barceloneses. Celler Jordana es un templo vinícola con una oferta asequible para todos los bolsillos. ¿Cuándo compartir una buena botella de vino no es una excusa para disfrutar de un plan de esta altura con los amigos o la familia? Por un precio de 35 euros por persona por término medio, la bodega ofrece una carta exquisita a base de un buen vino y pequeñas delicatessen a compartir. Una cocina de producto, sin fogones, y con una gran selección de vinos. Con la clara intención de despertar una emoción en cada bocado y en cada sorbo. ¿Así pues, viajamos hacia Alella?

📍 Calle de Floridablanca, 88

2. Bodega Sopena

La Bodega Sopena es una bodega encantadora, de los de antes. Buena selección de vinos en precios muy asequibles y copas llenas. Las tapas con muy buena calidad. Los relevos generaciones no han perdido la esencia de un trato muy servicial y bien calificado por todos los comensales. Una bodega auténtica en el barrio del Clot, de los que cada vez es más difícil encontrar en Barcelona. Justo al lado del mercado del Clot, ideal para tomar alguna cosa a la hora del aperitivo, con mucha variedad de vinos. El trato agradable y la buena calidad del servicio, siempre muy atentos, complementan este espacio pequeño, pero con encanto. Siempre está lleno y vale la pena. Son generosos con las cantidades y, además, tienen mucha variedad de vinos y bebidas.

La Bodega Sopena es una bodega en la cual antes todo eran botas donde se vendía el vino y el licor. Posteriormente, cambiaron la mayor parte de estas botas por las estanterías de madera que hoy día conocemos y dejaron las que había al final para servir vino y vermú. Una de las sorpresas de esta bodega es el espacio que se esconde detrás del mostrador, una gran sala en la cual también puede estar y disfrutar del lugar, aunque es bien cierto que la parte emblemática y más bonita es la de delante. El ambiente es distendido y amigable, y los horarios unas simples orientaciones, ya que el arrebato popular se envalentona los propietarios a alcanzar la jornada para seguir disfrutando de la pureza de una buena bodega de barrio.

📍 Calle del Clot, 55

3. Celler Panotxa

Cuando pasas por delante, podrías identificarlo como un bar heavy. Te imaginas, pensando en el estereotipo, mucha cerveza, poca manduca y el suelo bien pegajoso. La realidad es bien diferente, porque en la Celler Panotxa se pueden comer angulas, caviar y beber Bollinger a ritmo de AC/DC. Podemos ponernos muy finos, sea a base de ostras, de quesos y de pinchos de chistorra. David Huerta, propietario y barman, es heavy en todos los sentidos. En pleno confinamiento, cuando con Sandra Agudelo tomó el relevo del antiguo Celler Ca La Paqui, que Juan y Paqui habían regentado durante una pila de décadas, decidió que si bien en un inicio no había pensado retocar demasiado la antigua bodega, ahora que tenía tiempo, se saldría una de sus pasiones: la música. Así, encargó varios murales por el techo, donde ahora lucen los logotipos de sus grupos favoritos, así como de otros detalles que dejan claro que aquí, aparte de 'jalar' y beber la mar de bien, también se escucha buena música.

📍 Calle de Sant Joan de Malta, 53

4. Bodega Iturre

La Bodega Iturre es una bodega de aquellos que te puedes encontrar por casualidad, paseando por el barrio de tu casa, pero que una vez pasas por delante hay algo que te llama la atención y hace frenarte en seco. La entrada de madera, la tipografía vasca y chillona de las letras, el suelo de estilo antiguo. Si no habéis entrado nunca, con esta descripción ya os podéis ir haciendo una idea del estilo que transpira: autenticidad. Hablar con el propietario es una muestra más de esta fidelidad y originalidad del establecimiento. Un bar que 'solo' acumula en la espalda 90 años.

Ubicado en la calle de Sardenya, un poco más arriba de la Sagrada Familia, cuenta con la suerte de alejarse de las miradas de los turistas, lo cual permite a los barceloneses y fieles poder seguir disfrutando de un espacio seguro, no masificado y tierno en la Barcelona contemporánea. De hecho, solo hace falta acercarse y preguntar a las personas que van entrando y saliendo. "Una bodega clásica ubicada en una zona céntrica, pero tranquila. El personal es muy amable, el servicio bueno y la relación calidad-precio es atractiva", defiende a una cliente. Ofrecen una amplia de verdad de tapas, vinos y vermús para asegurar que la visita no será ninguna decepción y la vuelta al local será más de hora que tarde.

📍 Calle de Sardenya, 361

5. Celler Cala del Vermut

Un buen vermú, una comida espectacular y una actitud encomiable son los tres ingredientes necesarios para alcanzar la clave del éxito. La Celler Cala del Vermut es una joya local barcelonesa fijada en la calle de las Magdalenas, 12. A un precio muy razonable y competitivo tienen uno de los mejores vermús casero de la ciudad que, por suerte nuestro, es acompañado de unas grandes bravas y unas excelentes tapas. Solo por la característica de ser un amante y fanático del vermú, ya vale la pena hacer una visita. Una cebada que, por cierto, no te decepcionará. Todo lo contrario, ya que la experiencia y los centenares de comentarios positivos lo avalan con creces. En un espacio bastante pequeño, pero muy acogedor y muy bien ambientado. Una atmósfera muy agradable en el centro de Barcelona para cobijarse del calor y del verano y refrescarse con el mejor estilo gastronómico de la ciudad. ¿Te lo perderás?

📍 Calle de las Magdalenas, 12

¡Lo mejor de todas partes! Ahora toca visitarlos y ayudar a que se conserven.