Por una vez, la traducción literal explica a la perfección el concepto. Comida rápida es aquella que está lista al momento. El problema que es hoy en día, bajo ese nombre, englobamos a todo lo que es rápido y poco sano. Pizzas, hamburguesas, perritos calientes, pollo frito… que cumplen con una condición más aparte del que lo pedimos y lo tenemos, que son tremendamente insanas. Para que esos platos estén listos en minutos y, todo hay que decirlo, por personal poco cualificado, tanto las pizzas como las hamburguesas se preparan en cantidades industriales muy lejos de donde te las van a servir. Y aquí está el problema, en la cantidad de conservantes, potenciadores de sabor y aditivos que se añaden. Con esto también se consigue la otra característica principal de este tipo de productos, que son baratos.

5 recetas para hacer justicia al 'fast food'

Con estas cinco recetas vamos a demostrar que los platos más típicos del 'fast food' tienen una versión sana y deliciosa. Y así seguir disfrutando de tus platos preferidos sin perjudicar a tu salud.

1. Nuggets de pollo

Un básico, sobre todo para los niños que puedes preparar con tiempo y dejar congelados. Necesitas carne picada de pollo (cuando la pidas en la carnicería dile a tu carnicero que añada unas lonchas de jamón serrano o york) a la mezcla y, ya en casa, añade unas cucharas de queso en crema. Sazona al gusto y haz pequeñas bolitas para luego aplastarlas y que adopten la forma clásica de nugget.

Un básico, sobre todo para los niños / Foto: Pixabay

Para el rebozado puedes mezclar pan rallado con panko, que le dará un toque crujiente. Una vez los tengas listos, deja que sequen unos minutos sobre papel cocina y congela. El truco que para que se peguen y se hagan una bola es congelarlos con separación, por ejemplo, en un táper amplio o directamente sobre el papel de cocina en el congelador. Cuando ya estén duros, puedes meterlos en una bolsa sin peligro de que se junten. (Esto también te sirve para las croquetas, por ejemplo). El día que tengas antojo solo tienes que meterlos al horno y ¡listo!

2. Pizza

El plato más sencillo de 'tunear' para que sea saludable. Si no te quieres liar con la masa, compra una barra de pan fina, ábrela por la mitad, añade tomate junto a tus ingredientes preferidos (no abuses del beicon y sí de las verduras) y remata con un queso de calidad (nada de las mezclas para fundir). Unos minutos al horno y a disfrutar.

3. Hamburguesa jugosa

Aquí el truco es eliminar las salsas, que es donde más calorías añadimos. Y ¿con qué le doy ese toque jugoso y logro que no quede seca y sosa? Con guacamole. Así de fácil y de saludable.

4. Chips de verdura

Ese picoteo entre horas o ese bol que se coloca al centro de la mesa junto a unas bebidas para pasar la tarde con amigos lo puede cargar el mismo demonio o estar lleno de nutrientes interesantes.

Una barra de pan fina para hacer una pizza saludable / Foto: Pixabay

Mi favorito lleva yuca, boniato, plátano macho y zanahoria. Pártelas todas muy finas, si cuentas con una mandolina mucho mejor. Déjalas unos minutos en agua para que suelen el almidón y después seca con papel de cocina. Cuando el aceite esté muy caliente, añade las verduras y deja que se doren. Añade sal al final y ¡a disfrutar! Por cierto, ese aceite se puede reciclar para otras preparaciones, ya que estas verduras no aportan casi sabor.

5. Crema de cacao casera

Para esos antojos dulces, esta crema casera es perfecta. Los ingredientes son: 200 g de avellanas tostadas, 2 cucharadas de aceite de oliva, 6 dátiles (sin hueso), tres cucharadas de cacao puro en polvo y un vaso de leche. Tritura las avellanas y después añade todos los ingredientes. Pasa por la batidora hasta lograr una masa homogénea y reparte la mezcla en tu tostada preferida.