Las ensaladas salvan vidas y por eso merecen un poco de respeto y cariño. Así pues, vamos a dejar de llamar ensalada solo a esas hojas de lechuga envasada que mezclamos con un tomate mal partido y una lata de atún e intentemos colocarlas en el lugar que se merecen, en lo más alto.
Para ello solo hay que darle una vuelta a la receta básica/clásica/aburrida que preparamos todos los días que no tenemos ni ganas ni tiempo de hacer otra cosa. Con nuevos ingredientes pasará de ser una ensalada sosa a un plato del que querer repetir. Y sin perder esa frescura y esa etiqueta de sana que tanto nos gusta.
Aquí van nueve ingredientes que puedes añadir a tu próxima ensalada y saborearla con ganas.
- Brotes. La base no siempre tiene que ser esa lechuga envasada que no sabe a nada. Un poco de rúcula, algunas espinacas, uno pocos de los siempre deliciosos canónigos o incluso el toque amargo de la escarola o las endivias. Solo con ese cambio ya lucirá otra cara.
- Frutos secos. El toque “crunchi” siempre sorprende y se agradece. Además de esa mezcla de texturas, el sabor que aportan es casi tan delicioso como puntos sube el plato en la escala nutricional. Los más sencillos de combinar son las nueces y los anacardos.
- Quínoa. Además de darle ese toque “modernito” a tu plato, también lograrás que sea mucho más saciante solucionando así el principal problema que se sufre cuando se come una ensalada, que se tiene hambre de nuevo a los 5 minutos.
- Remolacha. Sus propiedades nutricionales son excepcionales, pero lo que más aporta a una ensalada es color y esto se traduce en que es mucho más apetecible. Su sabor es fuerte, por lo que se recomienda empezar añadiendo poco y hacerlo en trozos pequeños.
- Frutas. Y no solo para ahorrarnos el postre, también porque se consiguen nuevos sabores y texturas que logran que el plato sea mucho más atractivo. La manzana casa fenomenal con el queso de cabra, la mandarina junto a las nueces y la piña refresca las que son más secas como las que incluyen pasta.
- Tropical. Las frutas tropicales se merecen un apartado destacado ya que, en este caso no se trata de decorar o sumar, sino que son las auténticas protagonistas. A la ensalada más básica le añades unos trozos de papaya o de mango y ya tienes un plato totalmente diferente y tan apetecible que seguro que alguien pincha de tu bol.
- Langostinos. Pueden ser calientes o simplemente cocidos y fríos. Además de darle ese toque lujoso que tanto levanta el ánimo un martes a la hora de comer, también aporta proteínas de calidad, por lo que tenemos un menú completo en el mismo plato.
- Atún marinado. O salmón. Unos tacos de cualquiera de estos dos pescados con un aliño que puede ser desde soja a limón conseguirá elevar tu ensalada a menú de restaurante de lujo. Eso sí, en este caso no es recomendable que la ensalada esté tiempo sin refrigerar así que solo valdrá cuando la vas a consumir nada más prepararla.
- Calabaza asada. Vamos a terminar con el nivel bien alto. Es cierto que implica más trabajo, pero también es verdad que esa misma calabaza, una vez asada, nos puede servir para muchas preparaciones. Además, la textura y el color que aportan… son de diez. Y una cosa más, ya que asas calabaza, mete también en el horno unos pimientos. De esa ensalada estarás tan orgulloso que incluso subirás una foto a tus redes sociales.