En ocasiones, el recuerdo que nos dejan algunos alimentos nos anima a comerlos una y otra vez, incluso a soñar con ellos. Pero, en otras muchas, ocurre todo lo contrario. Hablamos de esos alimentos que ya en el momento de ingerirlos sabemos que nos van a dar la tarde y la noche y que se nos van a repetir hasta que nos prometamos no volver a acercarnos a ellos. Cada uno tenemos nuestra lista de “alimentos peligrosos”, pero hay algunos que son comunes en todas ellas como puede ser el ajo, la cebolla, el pepino o el chorizo y la morcilla.
Alimentos que se repiten y trucos para evitarlo
A la hora de encontrar el momento en el que esos alimentos se convierten en una bomba debemos centrarnos en la propia digestión. Es cuando los ácidos gástricos (necesarios para descomponer los alimentos en el estómago) entran en contacto con otros componentes de los alimentos mencionados. En estos casos, existen ciertas sustancias volátiles que, al unirse a estos gases propios de la digestión, deshacen el camino hacia la boca. En algunas personas solo se producen eructos con cierto regusto, pero en otras se transforma en reflujo, acidez y otras molestias que pueden ser más o menos desagradables.
¿Hay algo para evitarlo? ¡Sí! Y el resultado te sorprenderá gratamente, ya que puede marcar la diferencia entre que odies un alimento para siempre o quieras introducirlo en todas tus comidas. Vamos con los más sencillos y repetidos (valga la redundancia).
Truco contra el ajo
Es el más sencillo y el más eficaz. Primero debemos asegurarnos de que los ajos están frescos. Esa cabeza que se ha quedado perdida en la despensa y en la que algunos dientes ya están secos… esa no tiene solución. En los frescos, que todavía están duros, solo hay que abrir el diente y buscar el germen (una pequeña parte verde central). Al retirarlo, ya puedes comer el ajo con mayor tranquilidad.
Truco contra el pepino
En este caso, el culpable de que, tras comer una ensalada a medio día, por la noche sigas con su sabor en la boca es una sustancia llamada cucurbitacina. Esta se encuentra en la piel (por lo que pelarlo sirve de ayuda), pero también en su interior. A diferencia del ajo, aquí no está localizada en una parte concreta, sino que es un líquido que se reparte por toda la carne. Si el pepino es fresco se puede partir en rodajas y dejarlo unos minutos sumergido en agua con sal. Así se filtrará esta sustancia sin modificar a penas el sabor de la hortaliza.
Truco contra la cebolla
En este caso, ese problema de repetir se da de forma más habitual al consumirla en crudo. Para evitarlo puede valer el mismo truco del pepino. Si añadimos hielo lograrás que quede mucho más crujiente, ideal para darle un toque especial a tu ensalada. Si tus preferidas son las cebollas moradas, tan solo tienes que añadir un poco de limón al agua y en 15 minutos tendrás una cebolla más firme y con un color más intenso. Ideal para preparaciones en frío como el guacamole o el salpicón.
Qué hacer con otros alimentos que se repiten
Para el resto de los alimentos, como aquellos que son muy grasientos (aquí entra el chorizo) el único consejo que es comer despacio y, sobre todo, con moderación. Las comidas copiosas y ricas en grasas son más complicadas de digerir y, por lo tanto, es más habitual que generen todo tipo de problemas, desde digestiones pesadas hasta ardor, reflujo, gases… También es importante no tumbarse inmediatamente después de comer, mejor siempre permanecer recostado, con la cabeza algo más alta que el estómago.