En el ámbito de la gastronomía la imaginación no tiene límite, es un hecho. Como también lo es que en la era de las redes sociales la apariencia haya superado al criterio único del sabor. El café latte es una de las tendencias de los últimos años, y no hay cafetería que se resista a prepararlo. Es mucho más que el café con leche italiano, puesto que requiere de una técnica y medidas específicas que, llevadas a cabo a la perfección, se traducen en una bebida caliente irresistible y realmente deliciosa.
Y si durante el verano preferíamos las bebidas frías, ahora no hay excusa: la llegada del otoño y la bajada de las temperaturas nos invita a prepararnos tés y cafés calientes para seguir la jornada o para acompañar la lectura de un buen libro en casa.
Más allá de la versión más clásica, esta bebida permite muchas adaptaciones que combinan el gusto amargo del café y sus propiedades antioxidantes con diferentes sabores y aromas para todos los paladares.
La versión clásica, preparada con espresso, no es más que café finamente molido, leche espumosa a entre 65 y 70 grados de temperatura y dos dosis de espresso con unos 20 gr de café molido en cada dosis. Una vez preparado el espresso, es el momento de verter la leche espumada y decorarlo con gracia. ¡Y no hay más secreto!
Hace unas semanas hablábamos de los increíbles beneficios del té matcha para volver a la rutina con fuerza: además de sus propiedades antioxidantes, su alto contenido en L-Teanina nos proporciona energía de forma totalmente natural. Para adaptarlo al mundo ‘latte’, basta con mezclarlo con leche vegetal o de vaca al gusto. Y si no queremos dejar de lado el sabor del café, hay marcas que comercializan el té matcha mezclado con el café. ¡Forman una unión irresistible!
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Si tienes una cuenta de Instagram es imposible que no conozcas el pink latte, el café rosa que triunfa en las redes sociales de los más jóvenes. Lo mejor de esta versión, más allá de su color rosa pastel, es que puede tomarse con o sin café, quedando riquísimo de las dos maneras. ¿Qué es exactamente el pink latte? Una bebida compuesta por leche vegetal a elección, una cucharadita de remolacha en polvo, otra de esencia de vainilla y un toque de canela para que tenga un sabor más aromático. Y lo cierto es que no necesita más: puede tomarse en frío o en caliente, y es una opción genial para tomar vitamina C, ácido fólico, potasio y todo el resto de propiedades de la remolacha. Es más, la naturaleza de la remolacha dota a esta bebida de cierto dulzor, dato importante para los que, pese a la innovación de la mezcla, prefieran preservar al máximo el sabor del café.
En cuanto a ingredientes es igual que el café latte clásico, pero cambia la composición y el orden de los ingredientes cuando lo preparamos. En este caso, el truco está en empezar con la leche caliente espumada, sobre la cual se vierte lentamente el espresso para, finalmente, añadir una capa más de espuma de leche para que quede un café a tres capas.
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Y para los más atrevidos que buscan un sabor diferente sin dejar de lado la esencia del café, el café latte con vainilla y jengibre es ideal para los días fríos. Para prepararlo y disfrutar de las propiedades del jengibre solo tendremos que colocar un cuarto de cucharadita de jengibre molido en una taza, añadir café y leche al gusto y acabar con una gotita de esencia de vainilla. Y para los más dulzones, el sirope de caramelo o de agave es perfecto para darle el toque especial a esta bebida.
Por último, no puedes dejar de degustar el cúrcuma latte, de tono dorado y elaborado con leche vegetal, nuez moscada, canela, una cucharada de cúrcuma en polvo, una pizca de pimienta molida y miel.