Llegas al apartamento de la playa, deshaces maletas, ordenas tus cosas y toca el turno de hacer la compra. Y es que una nevera llena siempre da placer y aporta una sensación de hogar extra.
Como no siempre se tiene una gran cadena cerca, en ocasiones toca recurrir al súper del barrio y, aunque nos parezca más auténtico, no siempre es la mejor opción.
Por eso, aquí van algunos consejos que te pueden ayudar con esa compra veraniega.
- No vayas con hambre. Este es el consejo madre de todos los consejos en todos los supermercados y en todas las épocas del año. Y aquí más. El primer día de vacaciones todo nos parece poco. La cartera va llena y las ganas de disfrutar nos salen por las orejas. Pero calma. Comprar los bollos más caros de la tienda no te aseguran un desayuno Pinterest. Si te puede el hambre, date el capricho de tomarte un helado en la puerta, piensa, analiza cuantos días vas a estar, qué necesitas, si vas a comer fuera o necesitas productos para llevar… haz una lista y luego entra.
- Cuidado con el envase pequeño. Esos mini bricks con la cantidad exacta para una ración o el paquete formato pequeño que casi no ocupa están muy bien pensados sino fuera porque el precio no se ajusta a la cantidad. Compara con el tamaño normal y valora si realmente te sale a cuenta el pequeño. Lo mismo ocurre con los productos de higiene personal. El formato viaje está bien si no facturas o si vas justo de espacio en el equipaje, pero el precio es muy superior. Es lo menos políticamente correcto en estos días en los que se nos llena la boca con la palabra sostenibilidad, pero es más barato tirar lo que te sobre del tamaño grande que comprar el formato pequeño.
- Revisa la fecha. Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan estos establecimientos situados en lugares turísticos es que su temporada fuerte es muy corta. En verano están a tope (y por eso suben los precios) pero en invierno no hay mucho movimiento y eso también provoca que sus productos se acumulen y no tengan tanta rotación. Por eso, es aconsejable mirar y remirar la fecha de caducidad de todo lo que compres.
- Producto local. Si has viajado lejos (en ocasiones basta con cambiar de provincia) podrás comprobar que no todas las marcas que compras habitualmente están disponibles en este súper. No te obsesiones buscando tus marcas y apuesta por las locales. Además de ser más baratas (normalmente) también podrás conocer más sobre su gastronomía, que es una parte importante de viajar. Y si estás en otro país y no entiendes muy bien la etiqueta ¡más divertido! Y arriesgado, eso sí…
- Revisa la cuenta. Sobre todo si es un negocio pequeño y has entrado en chanclas, los pies llenos de arena y el cartel de turista en la frente. Prejuzgar está mal, pero lo cierto es que aquí no buscan la fidelidad (saben que te vas a ir) y puede que no tengan reparos en colarte el producto más caro o utilizar otras jugarretas con las que sacar algunos euros de más.