La gastronomía es mucho más que disfrutar de la comida, conocer cuáles son los productos de moda o saber elegir la mejor forma de cocinarlos. También es parte de la esencia del ser humano, por lo que en ella se refleja la tradición, la cultura y el desarrollo de una civilización. De ahí que, para los historiadores, sea tan importante conocer qué comían nuestros antepasados y cómo lo hacían. Y la verdad es que la dieta básica del ser humano no ha variado mucho desde que comenzó su etapa sedentaria. La leche se consume desde hace diez mil años, cuando se aprendió a ordeñar a los animales y fue solo cuestión de tiempo que apareciese el queso. Como no podía ser de otra forma, en la antigua Grecia se creyó a pies puntillas que el queso era un manjar divino. Y lo cierto es que, al llegar a la antigua Roma, el queso no solo era un alimento muy habitual en su dieta, sino que lo habían elevado de categoría al añadirle hierbas aromáticas, dejarlo curar en aceite y elaborar diferentes recetas dependiendo del tiempo de maduración. Ya entonces, los más habituales era los de vaca, oveja y cabra. Tal y como hoy en día.

El queso más antiguo

La pieza de queso más antigua del mundo se localizó en Egipto hace apenas dos años. Concretamente en la tumba de Ptahmes, un oficial de alto rango al servicio de los reinados de Seti y de Ramsés II. En aquella época era habitual enterrar a los cuerpos junto a alimentos, ropa y joyas. En esta ocasión se encontró una pequeña vasija cubierta por un paño. En su interior, una masa blanquecina y solidificada que, tras un minucioso estudio, se identificó como queso. Aunque es complicado debido a su estado, los investigadores no solo confirmaron que era queso y no leche en mal estado, también que estaba elaborado con leche de cabra y vaca. Anterior a este hallazgo se sucedieron otros muchos que sitúan el “descubrimiento” del queso unos dos mil años antes. Tinajas, vasijas y otros utensilios propios de la fabricación de este producto tan apreciado en todo el mundo han ido apareciendo en diferentes excavaciones. Algunos de los más destacados se encontraron en Croacia y Polonia. 

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Egipto / Foto: Pixabay

Muchas leyendas, una misma conclusión

Ante la falta de datos que confirmen dónde y cuándo se elaboró el primer queso, las leyendas y cuentos populares se cuelan para rellenar ese hueco de la historia. Cada zona tiene su interpretación propia, sin embargo, todas tienen lazos comunes. La más extendida es la que nos lleva hasta el desierto de Oriente Medio, donde un joven árabe comprobó que la leche que había guardado en un recipiente elaborado a partir del estómago de un cordero había fermentado. Las bacterias propias de la tripa del animal junto al calor del desierto habían hecho bien su trabajo y el resultado gustó al joven, quien rápidamente lo compartió con su comunidad. Precisamente, en la región del mundo en la que se elaboran más tipos de queso diferentes (hasta 329 especialidades), también encontramos el que, de momento, tiene el título de más antiguo. Se trata del queso casín, un queso asturiano cuyo origen se remonta al siglo XIV y que se sigue elaborando de la misma forma. Así lo demuestran algunos escritos de la época, en los que se le nombra como queso asadero y se detalla el proceso de elaboración. 

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Queso asturiano casín / Foto: Quesería Redes

Como el rey Pelayo

Como no podía ser de otra forma, el rey más famoso y querido por los asturianos fue uno de los primeros apasionados de este queso. Tal y como cuenta (esta vez sí) la leyenda, el queso casín más grande elaborado fue para el Rey. Y si ya estás deseando probarlo, debes saber que solo son tres las queserías que hoy en día lo comercializan. La Corte, Ca Llechi y Redes. Todas visitables y ubicadas en el Parque Natural de Redes. Está elaborado con leche de vaca frisona (nunca de otra) y la receta es un secreto que pasa de generación en generación. Su sabor es penetrante, intenso y con un ligero final picante. Ideal para maridarlo con una buena sidra también de la zona.