El ingrediente principal de cualquier bocadillo es el pan. Y esto, que parece una tremenda obviedad no siempre se tiene presente y preparamos un bocadillo con el primer pan que encontramos. Incluso no tenemos ningún reparo en utilizar pan del día anterior y luego quejarnos de que no estaba rico. Gestos que han degradado al bocata al último recurso cuando se tiene hambre.
En este caso, cuando el pan ya está duro, una solución sencilla es tostarlo. Incluso cuando se enfríe seguirá estando crujiente, que no es lo mismo que duro.
Otra opción es añadirle algo de grasa para que se ablande. Esto ha podido sonar mal, pero por grasa también vale un chorreón de aceite de oliva virgen extra. Puro sabor unido a un buen puñado de nutrientes destacados.
El mejor pan
Gustos aparte, incluso para hacer un bocadillo podemos clasificar los panes. A la cabeza encontramos los panes blancos con miga, para que el resultado sea más blando, jugoso y fácil de morder. El tipo mollete es ideal, pero también suele triunfar la chapata.
Por el contrario, para este tipo de recetas no son muy adecuados los panes más secos como puede ser el de centeno, cuyos valores nutricionales nadie pone en duda, pero su textura y sabor no siempre dan el resultado más óptimo para un preparado que va a estar unas horas en una mochila.
Para dentro
Una vez que tenemos claro el pan, aquí van cinco ingredientes que seguro te van a encantar.
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Tomate seco. Si eres muy fan del tomate, pero no te gusta que moje el pan y pasadas unas horas todo esté húmedo, esta nueva versión te va a enamorar. Además del intenso sabor que proporciona, al estar conservados en aceite de oliva, lograrás empapar el pan para que no se seque pero sin que se humedezca. Con un poco de queso curado y unas hojas verdes, tendrás un bocata gourmet.
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Cebolla caramelizada. La cebolla cruda enseguida se impone con su sabor al resto de ingredientes, sobre todo conforme va pasando el tiempo. La versión caramelizada no solo es más suave, también aporta un sabor diferente y nos da la sensación de estar comiendo un producto mucho más casero y elaborado. Pero esto no siempre implica que hayamos invertido mucho más tiempo. La cebolla caramelizada se conserva perfectamente durante una semana en un bote de cristal en el frigorífico, por lo que puedes aprovechar la que cocines para otra preparación y tenerla siempre a mano.
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Gambas o langostinos. Comer de bocadillo no siempre tiene que significar hacerlo rápido, con básicos y renunciando a darse un capricho. Aprovecha esas gambas o langostinos cocidos que sobraron de la comida del fin de semana y añade un poco de rúcula, tomate (la versión que más te guste) y algún aliño suave y ya tienes una delicia lista. Si quieres un toque picante y darle un aire oriental, apuesta por la salsa sriracha. Otra opción que te volverá loco es el bocata de gambas al ajillo. Tal cual. Esa cazuelita a la que solo añades un poco de aceite, ajo picado y un poco de picante, puede ir directamente al pan. Si no lo has probado seguro que ya estás pensando cuando hacerlo.
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Vegetal. Pero con más gracia que el típico de lechuga y tomate. En esta ocasión también se pueden aprovechar las sobras de una comida o hacerlo pensando solo en tu bocadillo. Ahora hablamos de las verduras asadas o escalivada. Un poco de berenjena con unos pimientos rojos asados… No se necesita nada más.
- Ahumados. Cuando pensamos en añadir algo de proteína a un bocadillo o sándwich siempre viene a la cabeza el típico embutido. Pero así, ni logramos una dieta equilibrada ni variamos nuestro repertorio. Los ahumados, tanto el salmón como el bacalao o la trucha son tan fáciles y cómodos como lo puede ser el salchichón o el jamón, pero el resultado cambia por completo.
¿Cuál vas a probar primero?