Nutricionistas y médicos llevan años insistiendo en las bondades del pan integral frente al blanco. Sin embargo, los números nos dicen que esa idea de que el integral es más sano no termina de calar o, al menos, no se traduce en las compras. Y es que, el último año, el pan integral no llegó ni al 10% del total del pan fresco consumido. El pan blanco sigue siguiendo el rey, pero aquí van unas buenas razones para que te animes a dar el cambio si todavía no lo has hecho.
Ventajas del pan integral
1. Está muy regulado
Hasta hace unos meses, comprar pan integral era una lotería y si no querías jugártela y no tenías tiempo para estudiar las etiquetas (que no siempre están disponibles cuando hablamos de pan fresco) la opción era recurrir a panaderías especializadas en las que los precios suelen ser más elevados (también porque suelen ser de mayor calidad sus productos). Si el precio y la necesidad de ir a otro lugar diferente al que siempre haces la compra era el gran impedimento, esto se acabó. A partir de ahora, en todos los establecimientos debe estar muy claro el porcentaje de harina integral que se ha utilizado y así saber que cuando compras pan integral, está elaborado con harina integral, valga la redundancia.
2. Muchos más nutrientes
La gran diferencia con el pan blanco es que se utiliza harina integral, también llamada de grano entero. Para ello se aprovechan todos los nutrientes del grano, que incluye desde una mayor cantidad de fibra o una buena dosis de vitaminas, sobre todo del grupo B y E. Otro de los puntos fuertes es el contenido en magnesio, tan de moda ahora en suplementos que prometen fortalecer los músculos y el sistema nervioso.
3. Más saciante
Esto es muy interesante cuando se quiere controlar en peso o se está a dieta. El pan es uno de los primeros alimentos que retiramos de la dieta, ¡y lo que cuesta! Para mí, el no poder comer pan o tenerlo tan restringido es una auténtica tortura, por eso, introducir la versión integral fue todo un alivio. Este pan llena mucho más sin aportar muchas más calorías. Y, de entre todos, el más saciante es el de centeno. Fácil de reconocer por su miga, que es muy compacta y oscura. Es ideal para una buena tostada en el desayuno y empezar así bien el día.
4. Gran apoyo del tránsito intestinal
Su alto contenido en fibra es el mejor aliado para aligerar las digestiones. Desde que consumo pan integral no recuerdo lo que es el estreñimiento ni tampoco las barrigas hinchadas. Así pues, aquí la fibra te ayuda a perder peso y a no sufrir por no poder ir al baño.
5. Más sabores
Pero si hay algo que me encanta y por lo que recomiendo pasarse al pan integral es por ese abanico de sabores que se abre. El pan blanco es más monótono, siempre sabe igual y hay pocas diferencias entre un tipo de barra y otra, más aún entre las que encontramos habitualmente en el súper. Pero cuando empiezas a diferenciar el pan de trigo integral con el de centeno o ese al que le añaden semillas y está buenísimo… Las opciones se multiplican y el pan deja de ser algo que se come para acompañar para ser el rey de la mesa.