El pan forma parte de la nuestra dieta desde la prehistoria. Se trata de uno de los productos más antiguos y, aun así, poco ha variado la receta en miles de años. Tan importante ha sido esta mezcla de harina, agua, sal y levadura que ha salvado a muchas generaciones en las peores hambrunas. Pero, en los últimos años su consumo ha descendido por primera vez en la historia. El año pasado, en nuestro país no se llegó ni a los 30 kilos al año por persona. Lo que supone casi la mitad que hace treinta años. Y es que en esa época, no tener pan en casa era casi un motivo para avergonzarse, ya que era el primer producto que entraba en el hogar a diario. Pero, ¿por qué tanta gente ha dejado de consumir pan a diario? ¿Será que se vive mejor sin pan? Ante la duda, nada mejor que probarlo.

Primer efecto: ¿es todo tan positivo?

Después de una semana sin consumir este carbohidrato y no sustituirlo por otro similar para no hacer trampas, el primer cambio se aprecia en la figura, ya que no solo se pierde peso, también volumen. Y es que uno de los "problemas" de los hidratos es que retienen mucha agua. Por eso, más que el peso, el cambio se aprecia en centímetros. Aun así, retirando todo el pan, se puede llegar a perder entre un kilo y kilo y medio en una semana. Cifra que se ajusta a la perfección a lo que se entiende como pérdida de peso saludable.

Más que el peso, el cambio se aprecia en centímetros / Foto: Pixabay

Pero todo no es positivo. La respuesta, claramente, es no. Retirar por completo los hidratos de carbono puede ser perjudicial para salud, sobre todo si se lleva a cabo sin el control de un experto. Los hidratos son la principal fuente de energía del cerebro, por lo tanto, cuando estos faltan, es normal sentirse cansado, apático e incluso débil. Si el organismo no tiene hidratos para producir energía, empieza a descomponer la grasa y esto provoca que se creen cetonas. A su vez, cuando el contenido es alto, el organismo entra en un estado denominado cetosis, cuyos síntomas también incluyen mal aliento, mareos e incluso náuseas. Por eso, toda la vida se ha dicho que el embutido hay que comerlo con pan, por ejemplo. Y no solo porque sus sabores combinen, también porque el organismo necesita esa mezcla para digerirlo.

Tomar la decisión correcta

Una vez más, la frase de "todo es bueno en su justa medida" es la ideal para solucionar la duda de si es mejor retirar el pan de la dieta o no. Por eso, mejor que preguntarnos si debemos consumir pan o no, es más apropiado encontrar el pan que mejor se adapte a nuestras necesidades así como la cantidad que mejor nos sienta.

Encontrar el pan que mejor se adapte a nuestras necesidades es vital / Foto: Pixabay

Así pues, si tu problema es que tienes digestiones pesadas, apuesta por panes integrales, ya que su contendido en fibra ayuda al tránsito intestinal. Por su parte, el de avena, es el más recomendado cuando existen patologías relacionadas con el corazón, como el colesterol alto. Eso sí, cuando compres un pan integral, ya sea de centeno o de trigo, asegúrate que no tenga aditivos ni le añadan grasas para hacerlo más jugoso y esponjoso.