Llega el buen tiempo y con él las ganas de sentirnos a gusto con nuestro cuerpo y cuidar aún más nuestra alimentación. Por suerte, esta temporada llega cargada de productos que nos ayudan con esta misión, como esta joya nutricional: los espárragos.

Propiedades nutricionales 

Los espárragos verdes son los tallos que nacen de la esparraguera, la misma de la que salen los blancos, siendo la única diferencia que los verdes o trigueros sobresalen de la tierra y reciben la luz del sol. Gracias a esto no solo presentan un color verde, también ganan en nutrientes. 

En el apartado de vitaminas destaca la presencia de vitamina C y su función antioxidante, la vitamina E y la provitamina A, también conocida como betacaroteno. El problema de los espárragos y las vitaminas es que al cocinarlos se pierde una parte importante. 

No ocurre lo mismo con los minerales. A la cabeza el potasio, tan importante para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. El fósforo le sigue de cerca, que colabora en el que los huesos y dientes estén fuertes. 

Pero si algo hace diferentes a los espárragos es la presencia de asparragina, un aminoácido que le otorga ese sabor tan peculiar. No se trata de un nutriente esencial, pero aun así es muy destacable su función para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. De hecho, esta sustancia se puede utilizar para tratar muchas patologías como la ansiedad, la depresión o el insomnio. 

También cabe destacar la presencia de flavonoides y su capacidad antioxidante además de combatir algunas enfermedades neurodegenerativas y tipos de cáncer tal y como publicaron las Universidades Complutense y de Granada en un estudio conjunto. 

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Beneficios 

El consumo de espárragos verdes, sobre todo ahora en primavera que están en su momento óptimo, aporta multitud de beneficios a nuestro organismo. Pero sin duda, uno de los que más interesa en este momento en el que la operación biquini está cerca es lo fácil que nos pone el perder peso y centímetros de diámetro. 

Los espárragos son tremendamente diuréticos (sí, estás pensando en el característico olor de la orina tras consumirlos y eso es debido a la presencia de asparragina). Y también son ricos en fibra que ayuda a combatir el estreñimiento y regular el tránsito intestinal. Casi el 80% del espárrago es agua por lo que el aporte calórico ronda las 20 calorías por cada 100 gramos. 

Además de ayudarnos a combatir el sobrepeso de una manera deliciosa, los trigueros destacan por contener lignanos, folatos y flavonoides, tres compuestos vegetales con una estructura similar a la de los estrógenos. Estos logran combatir los efectos de los radicales libres gracias a su poder antioxidante. La Fundación Española de la Nutrición destaca también su capacidad para impedir el crecimiento de tumores. 

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¿Cómo cocinarlo?

Pueden cocinarse a la plancha, al vapor, al horno o salteados. Los trigueros aceptan casi cualquier tipo de cocción, pero lo más importante es saber prepararlos. 

Después de lavarlos bien con agua corriente, llega el turno de retirar la parte de abajo, la más dura. Para ello nada de cuchillos, la mejor forma es coger el espárrago por los extremos y, en la parte de abajo ir ejerciendo presión hasta llegar al punto en el que chasca de forma natural. Es ahí donde debemos romper para aprovechar toda la parte tierna del espárrago. 

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Recetas con espárragos

Los espárragos verdes son muy versátiles. Están riquísimos a la plancha con un poco de sal gorda, pero también son una delicia en sopa, croquetas, arroces, salteados… 

Una de las recetas más resultonas y sencillas es el risotto de trigueros. Tan solo hay que saltear los espárragos ya limpios y reservar. Guarda algunas puntas para decorar. 

Pica cebolleta muy fina y saltea con un poco de aceite. Después añade el arroz lavado y deja que se cocine unos minutos. Añade un vaso de vino blanco y deja que se evapore el alcohol. Comienza el proceso básico de cualquier risotto, ir añadiendo caldo de verduras poco a poco mientras se remueve de forma constante. Tras quince minutos, el arroz ya estará listo y se puede añadir los espárragos y el queso. Uno tipo de cabra dará mucho sabor, pero se puede optar por otras opciones más suaves siempre y cuando sean blandos. Cuando el queso esté derretido solo quedará emplatar y decorar con las puntas de espárragos. 

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Origen

El espárrago tiene su origen en el Mediterráneo. Griegos y romanos ya lo consumían y durante el Renacimiento contó con una gran popularidad entre las clases más pudientes. 

Pero esta fama no siempre ha sido igual, teniendo épocas en las que no era nada valorado y cayendo en el olvido. 

En esto influye el hecho de que su periodo de cosecha sea corto y que no se empezase a cultivar hasta más tarde. De hecho, cuando hablamos de trigueros, realmente nos referimos a los espárragos que crecen de manera silvestre, mientras que cuando se habla de verdes se engloban a los que se cultivan.  

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El consejo

A la hora de comprar espárragos debemos fijarnos en que estén tiesos y las puntas se mantengan rectas. El grosor también es importante, siendo mucho más sabrosos los más gruesos. 

Ya en casa, se trata de una hortaliza que necesita mucha humedad. Si se van a consumir en el día, lo ideal el introducirlos en un vaso de agua, a modo de jarrón, para que la base esté muy húmeda. Además, nadie podrá negar que no son bonitos y que no aportan un detalle de color a tu cocina. 

En el caso de haber comprado más y necesitar más tiempo, la recomendación en envolverlos en un paño húmedo antes de meterlos en la nevera. Si son muy frescos, un papel de cocina húmedo envolviendo bien la base puede ser suficiente. 

Si quieres aprovechar la temporada y te encuentras con demasiados espárragos, debes saber que es una verdura que congela muy bien. Puedes preparar bolsas con los espárragos ya lavados y cortados y estarán siempre listos para muchas preparaciones como sopas, croquetas o salteados.