Desde el desayuno hasta la cena. El tomate siempre está presente y ¡qué suerte la nuestra! Porque que no hay nada más sabroso y nutritivo que un buen tomate.
Eso sí, llegados a este punto, es habitual que comience la discusión sobre lo complicado que es encontrar buen producto hoy en día. Siempre hay alguien que dice que como los tomates de antes no hay nada y que los que ofrecen los supermercados no tienen sabor y es como comer plástico. ¿Te suenan estas reflexiones?
Las nuevas técnicas de cultivo nos permiten disponer de este fruto durante todo el año, pero esto conlleva que el resultado no siempre sea el esperado y la calidad se resista en más ocasiones de las deseadas. Pero sigue habiendo esperanza y también lugares en los que los tomates se siguen mimando y cuidando como antaño para que luego podamos disfrutar de ese sabor único.
Para elegir
Durante estos años, se ha perdido algo de sabor, pero también muchas variedades. Se han llegado a contabilizar hasta diez mil tipos diferentes, aunque hoy día, de esos, se estima que solo se cultiva un porcentaje muy pequeño.
Una de las personas que más sabe de tomates es Louis-Albert de Broglie, quien puede presumir de tener la colección de tomates más amplia del mundo. En su castillo del Valle del Loira cultiva más de 700 variedades, convirtiendo su jardín en un museo del tomate único en el mundo en el que encontrar tomates de todos los rincones del planeta.
Ya en casa, debemos destacar que en Cataluña no solo hay magníficos cultivos en los que encontrar esos tomates que “saben a tomate”, también varios tipos autóctonos.
Estas son las siete variedades autóctonas más valoradas:
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Tomate del bitxo. Es fácil de reconocer por su forma alargada, casi como un pimiento. Por dentro es muy carnoso y presenta poca semilla por lo que es ideal para consumir con un simple aliño.
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Rosa. Como su nombre indica, su color tira más al rosa que al rojo. Suelen ser de gran tamaño y presentan un aroma intenso por lo que son muy valorados.
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De penjar. Su sabor es dulce y es el preferido para untar en el pan. Se les conoce así porque se colocaban colgados en una ristra para que aguantasen más tiempo y así disponer de tomates una vez terminado el verano.
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Pera de Girona. Se trata de una variedad en forma de pera o de pimiento si lo miramos por las estrías de su base. También es muy compacto, poco ácido y carnoso.
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Pometa. Redondo y muy rojo, se puede confundir con un tomate común, pero esta variedad está considera una joya gastronómica del Maresme. El consejo es comprarlo algo verde y dejar que madure en casa. Por dentro su color es tan intenso como su sabor.
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Cor de Bou. Le toca el turno a un tomate muy reconocible ya que tiene forma de corazón y surcos en la zona de la rama. Es muy carnoso y su punto acidez es perfecto para tomarlo en crudo.
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Montserrat. Son grandes y por dentro bastante huecos por lo que son ideales para rellenar.
De feria en feria
En Cataluña, el verano está repleto de eventos en los que el tomate es el protagonista. Acabamos de terminar la feria de Perelló, donde se han vendido más de veinte mil kilos de este producto y, en breve, comenzará la Feria del Tomate de El Vallès Oriental en Santa Eulàlia de Ronçana. Una nueva oportunidad para que los productores presuman de producto y los amantes del tomate puedan adquirir los mejores y también conocer las variedades autóctonas.
¿A por cuál vas a ir?