Corría el año 1785 cuando Rafael d'Amat i de Cortada, conocido como barón de Maldà, escribió en su libro Calaix de sastre: ”Sols que en la vigília d’esta festa de Sant Anastasi Màrtir oí dir que se calà foc a un figurón pera què s’hi arreplegàs en la nit del 8 de maig molta gent forastera, de Tiana, Sant Andreu i de altres paratges”. Viene al caso porque me acerco a Badalona, donde dentro de nada celebrarán las Festes de Maig, cuyo acto central es la Cremada del Dimoni, declarada de interés turístico y que consiste en quemar en la playa la figura de un demonio de grandes dimensiones la noche de San Anastasio, patrón de la ciudad. Hablando de demonios, es bien curioso que en Catalunya existen casi novecientos dichos con la palabra demonio, una obsesión nuestra que ya me perdonaréis pero desconocía.
Me acerco al restaurante Almarge, ubicado en la calle del Lleó, una zona peatonal donde estaba el antiguo barrio de pescadores, no muy lejos de la playa y junto a la plaza de la Vila. Es un local de dos plantas de un estilo desenfadado, iluminado gracias al patio interior que mantienen lleno de plantas naturales, con mesas de madera sin manteles y sillas diferentes.
Germán Franco, de nacionalidad argentina, junto con su pareja, Marta Rombouts, badalonesa de toda la vida, estuvieron unos años en el Alkimia de Jordi Vilà, él como jefe de cocina y ella como sumiller, antes de abrir Almarge ahora hace cuatro años y, actualmente, recomendado por la prestigiosa Guía Michelin.
Me dejo aconsejar y Marta me llena la copa de un vino tinto de la bodega Algueira de la Ribeira Sacra que nos irá de perlas con la carne.
Empiezo con un entremés de lengua de vaca con salsa anchoada y cebolla escalivada que es una maravilla. La lengua de ternera guisada es un producto clásico de la cocina catalana de toda la vida, se cocinaba (y se cocina) con guisantes o setas, por ejemplo con setas de carrerilla, la seta de primavera que este año, desgraciadamente, casi no ha sacado la cabeza a causa de la falta de lluvias.
Me llenan la copa otra vez y pruebo el onglet de vaca con pimienta verde fresca, puré de cebolla, chips y patata frita con yema de huevo, la carne está exquisita. Al onglet junto con la falda se les conoce en el país vecino como las pièces du boucher, que, traducido, son 'los cortes de carnicero', es decir, aquella parte de la vaca que la carnicera o carnicero reserva para él y su familia, porque es la más jugosa y sabrosa a un precio muy asequible porque no es una parte noble del animal. Viene al caso comentar que tiempo atrás visitaba asiduamente un tugurio detrás del mercado de la Boqueria que se llamaba Au port de la Lune y donde cocinaban como nadie la bavette, otra parte de la ternera que es exquisita a un precio muy razonable.
Cierro la comida con una especie de xuixo típico de Badalona denominado tornemi que Germán prepara con crema de mascarpone y es delicioso. La diferencia entre el xuixo y el tornemi radica en el hecho de que el xuixo se fríe con la crema dentro de la masa y el tornemi se fríe la masa primero y se le incorpora posteriormente la crema.
Me despido de Marta y Germán, comentamos que Badalona es más cerca de lo que parece, nada más he tardado cuarenta minutos en plantarme en el centro de Badalona en transporte público y sin despeinarme. Así pues, os animo a visitarles, buena gente de Barcelona, y no os arrepentiréis. En el restaurante Almarge ofrecen una cocina sincera, amable e imprescindible de raíces catalanas con toques afrancesados donde utilizan productos de temporada magistralmente cocinados y sin burradas a unos precios sorprendentes. Su carta de vinos y el servicio de sala no se quedan atrás, es, sin duda, la mejor propuesta de la ciudad, ¡donde vas a parar! ¡Salud, y el demonio que tosa!