Siempre he oído decir que los restaurantes y bares de carretera donde se come mejor son aquellos en los que paran los camioneros, y doy fe de ello, pero a veces no es así. Es el caso de unos familiares, en concreto tres mujeres de edad avanzada, que pararon en un tugurio de carretera y una vez sentadas en la mesa pidieron unos cafés con leche y unos cruasanes. La sorpresa fue mayúscula cuando la camarera de origen extranjero que las miraba sorprendida les informó de que estaban en una casa de citas y que no tenían cruasanes ni cafetera, pero que si querían unos mojitos, se los podían preparar; estupefactas, salieron del local por piernas.

La finca del Bar Bonaplata en 1930 / Foto: Bonaplata


En fin, la mayoría de las veces, y como decía, es cierto que se come mejor allí donde ves camiones aparcados y tiene su lógica, dado que muchos transportistas hacen la misma ruta a lo largo del año y acaban volviendo a aquellos restaurantes donde les ofrecen el mejor trato y les sirven los mejores manjares. Así, entre los chóferes que repiten ruta y los que es la primera vez que pasan por allí, se suelen comunicar por radio recomendándose aquellos lugares que valen la pena y así poder hacer una pausa, sea para desayunar, comer o hacer un mojito.

Bar Restaurante Bonaplata / Foto: Víctor Antich


Pues bien, entre Manresa y Sant Joan de Vilatorrada, encontramos el restaurante centenario Bonaplata, donde los hermanos Isidre y Ramons Masana regentan el local con alegría. Deben ser las nueve y media de la mañana y es buena hora para desayunar, por lo tanto, paro en el aparcamiento de delante del restaurante, que, como es obvio, está lleno de camiones. Saludo al entrar gritando un poco, pues se mezclan los gritos de la parroquia con los aromas que salen de la cocina y los platos que van arriba y abajo, creando un auténtico ambiente de bar de pueblo digno de ver. Los hermanos ya son la tercera generación que llevan el negocio, me explica Isidre, pero la cuarta ya trabaja en la cocina; por lo tanto, tienen garantizada la continuidad del restaurante al menos de momento. Según leo, Ramon Serra Comabella fue el primer propietario de la casa en 1930 y puso el nombre de Bonaplata al bar porque durante su infancia estuvo viviendo en la calle Bonaplata de Barcelona, en el barrio de Sarrià-Sant Gervasi.

Ramón Masana en el Bar Bonaplata / Foto: Víctor Antich


La especialidad de la casa son las alubias con butifarra negra y blanca, tocino y sardina en salazón. Actualmente, se ha perdido la costumbre de comer sardinas en salazón y es una pena, porque acompañadas de un buen trinxat o simplemente encima de una tostada con aceite, es una de las comidas más suculentas y propias que habría que recuperar. Recuerdo que de pequeño en todas las tiendas de ultramarinos y pescaderías tenían aquellas cajas de madera redondas con las sardinas alineadas en círculo, habitualmente situadas en el exterior del comercio como reclamo para los clientes, ahora ni ves las cajas ni sabes dónde comprar estas sardinas, excepto alguna tienda de salazones muy concreta, y todavía.

Barra del Bar Bonaplata / Foto: Víctor Antich


Otras especialidades que te ofrece Isidre son la tortilla de setas —estamos cerca del Solsonès, una de las mejores zonas para recolectar setas de toda Catalunya—, la tostada de escalivada y anchoas, los huevos fritos que hacen con tocino, chistorra, butifarra, las manitas de cerdo guisadas, el bacalao con chanfaina, la carrillera de cerdo guisada o la ternera con setas. También hacen bocadillos de todo tipo, fríos y calientes; aparte de los clásicos, tienen los especiales, como el americano con pechuga de pollo, lechuga y mayonesa; el Don Pancho, con tortilla de patatas, pimiento escalivado y alioli, o el nórdico, con salmón ahumado, lechuga, huevo duro y mayonesa.

Callos de ternera. Bar Bonaplata / Foto: Víctor Antich


Pero yo voy con la directa y pido los callos de ternera, que me parecen espectaculares, y lo riego con una copa de vino negro del Bages, porque este es otro tema: para tenerlo todo, en la Bonaplata puedes acompañar desayunos y comidas con vinos DO del Bages que Ramón selecciona cuidadosamente, algunos de los cuales te los ofrece a copas si te apetece. Hay que remarcar que al mediodía preparan uno de los mejores y más económicos menús de la zona; pero al tanto, que hay que ir pronto si quieres encontrar sitio.