Estamos de enhorabuena. Gerard, propietario del Bar Gelida, abrirá de forma inmediata estos días una extensión del bar Gelida. En palabras suyas, de hecho, el nuevo local ya estaría abierto si no tuviera un par de trabajadores de baja. Hoy, sin embargo, nos hemos reunido un grupo de amigos en el nuevo bar Migrat para celebrarlo en familia. Como sabéis, el Gelida es un bar bodega y casa de comidas con 75 años de historia a sus espaldas; que se dice pronto. Ir allí significa disfrutar de la mejor cocina catalana a un precio escandalosamente razonable y adentrarse en un viaje en el tiempo, porque el local mantiene la misma decoración desde que abrieron puertas. Por poner un ejemplo, los martes y jueves hacen arroz a 3,80 € el plato.

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Bar Gelida / Foto: Víctor Antich


Pero, ¿cómo ha ido la cosa? Hace unos años que el antiguo propietario del bar la Palmera, situado justamente en la esquina contraria del Gelida, tenía el local alquilado, pero lo que realmente le interesaba era vendérselo a Gerard. No a cualquier persona, sino a su amigo y vecino de toda la vida del Bar Gelida, con quien le une una buena amistad desde que Gerard era un niño. Dicho y hecho. Así, finalmente, hace unos meses se pusieron de acuerdo y Gerard compró el local, que ha ido arreglando en los últimos meses ayudado en parte por la cervecera Damm, que le ha pintado las paredes y ha colaborado en la decoración.

Los clientes, encantados con la nueva apertura 

Pues bien, como he dicho, nuestro amigo Gerard ha decidido montar una especie de sucursal a escasos metros del Gelida donde la gente pueda ir cuando este esté lleno y probar la misma cocina al mismo precio. Comentamos que hay una parte de la clientela joven que beben más que comen, y Migrat está justamente ideado para ellos. Incluso parte del personal del nuevo Migrat será personal que trabaja actualmente en el Gelida. El nombre de Migrat hace referencia al nombre de la masía que tenían sus abuelos en el pueblo de Gelida.
 

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Entrada del bar Migrat, extensión del Gelida / Foto: Víctor Antich


Gerard estudió Ingeniería Industrial y, de hecho, trabajaba de ingeniero, pero cuando sus padres se jubilan en el año 2016, decide dejarlo todo y hacerse cargo del negocio familiar que fundaron sus abuelos, lo que lo convierte en la tercera generación al frente del bar. Está muy contento de la decisión tomada y de que su padre, Albert, con 73 años, todavía aparezca un ratito por la mañana a ayudarlo; si sois clientes del Gelida, sabréis que es un hombre incombustible que transmite buenrollismo a trabajadores y clientes. El Gelida ha mantenido su extensa carta de cocina tradicional catalana desde que abrieron, pero el capipota es el plato más solicitado. Fijaos en que actualmente cocinan 20 kilos al día, una auténtica burrada, casi 500 kilos al mes. ¿Os lo imagináis?

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Ultimando los preparativos para la apertura. Bar Migrat / Foto: Víctor Antich


La cocina está abierta a todas horas, pero los platos del día aparecen a partir de la una, no antes. Hoy también tenían trinxat, habas, caracoles, jarrete de cerdo y civet de jabalí. La carta, en cambio, está disponible a cualquier hora con sus garbanzos, lentejas estofadas, tripa, capipota, ternera guisada, fricandó de ternera, carrillera de cerdo, conejo al horno y muchas propuestas más que cocinan con el mismo amor con que lo hacían hace setenta años sus abuelos.

Estamos de enhorabuena, Gerard, propietario del Bar Gelida, abrirá de manera inmediata estos días una extensión del bar Gelida, el Bar Migrat

Uno de los secretos de su éxito, aparte de la cocina, claro, es que intentan fidelizar a la plantilla, que ahora es de dieciséis trabajadores, manteniéndola y cuidándola lo mejor que pueden. Gerard dice que eso ya lo aprendió de sus padres y de sus abuelos, cree que el equipo es importantísimo y que sin él no estarían donde están. Me confiesa que siempre intentan mantener la buena sintonía y que son como una gran familia. En cuanto a la parroquia, el 90% es local, que es lo que siempre han cuidado, lo que les interesa y quieren, pero las redes sociales y el boca a boca hacen que venga gente de todas partes.