El bar Colombia abrió sus puertas en 1913 en el distrito de Sant Andreu de la mano de Albert Pladevall. Las sillas de madera y las mesas de mármol han sido el escenario de toda una época, igual que los recuerdos en forma de fotografía u objeto que llenan sus paredes y rincones.
El abuelo Albert, como digo, es quien abrió el local junto con su mujer hace ciento diez años, pero después de la guerra, desgraciadamente, la mujer cayó enferma y poco después también Albert, y ambos murieron a la edad de cincuenta años. Corría el año 39 y, a consecuencia de ello, el local se lo quedan un tío y la madre del actual propietario, que también se llama Albert, mientras este terminaba sus estudios en la Escola Industrial para dedicarse a tiempo completo a llevar el bar, hasta el día de hoy. Para no marear la perdiz, hay que puntualizar que el abuelo y el hijo se llamaban Albert, y que el nieto y el bisnieto también.

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Albert Miró en su bar, el Colombia / Foto: Víctor Antich

Albert Miró, persona muy querida en el barrio, me cuenta que lo primero que hace cada día antes de abrir el bar es comprar los periódicos para que los clientes puedan leer las noticias en papel mientras toman su café. Durante todos estos años las ha visto de todos los colores, como durante el franquismo, cuando eran habituales las reuniones clandestinas en el bar, aunque a veces eran interrumpidas por las fuerzas de la ley, que pedían la documentación y las disolvían de malas maneras. Es cierto que eran otros tiempos... En una ocasión detuvieron a unos clientes que eran estudiantes del barrio, entre los cuales había el actor Pep Munné y Norbert Lasalas, quienes no habían hecho nada. Según me explica Albert, no tenían ninguna culpa de que unas horas antes otra gente hubiera roto los cristales del Banco Santander y, mira por dónde, un falangista flojo de lengua que controlaba el bar vio que los jóvenes tenían una octavilla sobre la mesa, y no le faltó tiempo para ir a denunciarlos a la policía. En aquella ocasión, y como era común en la época, pagaron justos por pecadores.

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Entrada del bar Colombia / Foto: Víctor Antich

Melómano declarado, Albert es un apasionado del jazz, con más de doscientos vinilos en el bar que va pinchando aleatoriamente. Años atrás incluso montaban un pequeño festival de jazz en la calle, justo enfrente del bar, que organizaba junto con Andrea Motis, quien curiosamente vivía encima del bar, y otros amigos a los que también les gustaba la música.

Hay que animar a la juventud del barrio a pisar el centenario bar Colombia para disfrutar del ambiente que se respira, de la música que suena y de los bocadillos que preparan, entre los que destaca el suflé, hecho con sobrasada y queso al horno

Hay que animar a la juventud del barrio a pisar el bar Colombia para disfrutar del ambiente que se respira, de la música que suena y de los bocadillos que preparan, entre los que destaca el suflé, hecho con sobrasada y queso al horno, o la tortilla de patatas y la rusa, un templo en Sant Andreu que se debe preservar.
Quizá sea cierto que el nuevo horario de cerrar por la tarde no ayuda, pero al final cualquier hora es buena para tomar una copa, y Albert se ha ganado a pulso poder cerrar por las tardes para así descansar, después de tantos años abriendo el bar de las siete de la mañana a las doce de la noche.

Bar Colombia 1913
Bar Colombia 1913

Por suerte para el barrio y para los amantes de los locales centenarios, el relevo parece garantizado con su hija Anna, y el legado de la familia se mantendrá intacto con sus anécdotas inacabables. Si os pasáis por el barrio, no dudéis en visitar el bar Colombia, conocido por los vecinos como Ca l'Albert, el más antiguo de Sant Andreu, porque vale mucho la pena.