El mercado de Santa Caterina, ubicado en medio de Ciutat Vella, en el barrio de Sant Pere, Santa Caterina y La Ribera, es uno de los mercados de Barcelona con más puestos de gente del país, y sus letreros dan buena prueba de ello. Así, por sus pasillos, encuentro puestos tan normales en otra época —no ahora— como: 'Fruits secs Josep', 'Llegums cuits, xarcuteria, formatgeria i queviures Lamiel', 'Torres conserves', 'La cansaladeria, elaboració pròpia', 'Carns de cavall Rosa i Marian; olives i conserves; 'Peix fresc Fresquet', 'Formatgeria Can Martí', 'Maria Mercè carnisseria', 'Fruites selectes', 'El rebost del tiet', 'Carns avirams i ous Cal Miquel', 'Xarcuteria cansaladeria Carles i Montse', 'Bo i fresc, fruita i verdura', 'Alec ous' i 'Especialistes en pa La Torna'.

🍽️ El mejor desayuno de tenedor de Catalunya se encuentra en este pueblo de 200 habitantes
 

Bar Joan / Foto: Carlos Baglietto

La guinda del pastel para acabar de enamorarse de él es, sin duda, el Bar Joan: un bar de toda la vida, regentado por gente de aquí, donde ofrecen cocina de aquí, hecha con productos de aquí y sin turistas, ¡ahí es nada! Me siento con Laura, que me cuenta que la cosa empieza en 1984, cuando su padre, Joan Hernández Avellaneda, se hace cargo del local, que, por otra parte, ya existía, ayudado por su hermana Antònia y su mujer. Con la remodelación del nuevo mercado, ampliaron el bar y pasaron de ofrecer únicamente desayunos a cocinar uno de los mejores menús del barrio, ahora al imbatible precio de 15 euros. Durante estos años, las hijas de Joan, Laura, Olga y Cristina, se han ido incorporando al engranaje del bar, una vez finalizados sus correspondientes estudios, hasta tomar prácticamente las riendas del local, con el permiso de Joan, claro está, que todavía hoy abre el bar todas las mañanas con la misma alegría del primer día.

Bar Joan / Foto: Carlos Baglietto

En medio del comedor lleno, y mientras espero la comida, compruebo como Laura va saludando a todo el mundo por su nombre de pila, la mayoría de los cuales, según me cuenta, son vecinos del barrio y trabajadores de la zona. Sus padres viven en la calle Nàpols, cerca de la Ciutadella; por lo tanto, también ellos son vecinos del barrio.

Bar Joan / Foto: Carlos Baglietto

Me llegan las lentejas estofadas y después el bistec con patatas, un menú humilde que deja serlo debido a las calidades de la cocina y del producto. Es importante puntualizar que todo lo que cocinan en el Bar Joan está comprado en el mismo mercado de Santa Caterina. Laura me dice: yo no sé comprar en ningún otro sitio. Si algún día, por casualidad, Cristina se queda en la cocina sin sardinas o bistecs, sale corriendo al puesto de turno y lo soluciona en pocos minutos, pues el mercado es una despensa infinita. Comentamos que los platos más solicitados para desayunar —y como os podréis imaginar— son la tripa, el bacalao y las albóndigas con samfaina; platos de tripa sirven más de cien al día.

Bar Joan / Foto: Carlos Baglietto

Lucía, Javi, Rosario y Carlos son clientes habituales a la hora del almuerzo. Llevan muchos años viniendo y ya forman parte del paisaje en el Bar Joan. Pero María José es la cliente más antigua. Ahora, no obstante, lleva unos meses enferma, y la echan de menos, como es lógico, cada día que pasa.

El Bar Joan es un bar de toda la vida, regentado por gente de aquí, donde ofrecen cocina de aquí, hecha con productos de aquí y sin turistas, ¡ahí es nada!


Mientras me zampo un trozo de tarta de Santiago, a mi lado se sienta una pareja de edad avanzada y el camarero los saluda bromeando: Hola, os tenéis que esperar porque como no venís los sábados ya no sois clientes vip... Y el buen hombre le responde: Déjate de tonterías y tráeme la judía verde y el pescado a la plancha. Estate tranquilo hoy, que solo me tomaré un par de botellas de vino. Se ríen los dos.