Un compañero de trabajo lleva semanas insistiéndome en que tengo que acercarme al barrio de La Clota, en Horta-Guinardó, donde hay un pequeño bar en el que hacen desayunos y menús que seguro me gustará visitar. Visto que pasaban las semanas y no encontraba el momento, hoy me acerco al barrio y al local en cuestión para ver qué cocinan, no sin antes mirar el navegador un par a veces saliendo del túnel de la Rovira. Aparco justo enfrente de El Raconet de la Clota y, ciertamente, estando en medio de la ciudad, parece otra Barcelona, es como un pequeño pueblo dentro de Barcelona.

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El Raconet de la Clota / Foto: Víctor Antich

El local es relativamente nuevo, lo abrieron hace seis años, me comenta Cinta Herreros, la actual propietaria. Ella alquiló el bar cuando la antigua propietaria, que vivía en el piso de encima de la casa desde tiempos inmemoriales, se vendió la finca. Entonces el bar ya existía, con el nombre de El Rincón, pero llevaba cerrado desde 2018.
Pues eso, sentado en la barra, converso con Cinta mientras me prepara el desayuno. Me comenta que este barrio desconocido, oasis de silencio, es el barrio más pequeño de Barcelona y todos los vecinos se conocen. Los trabajadores de la construcción que están por la zona y otros vecinos de la Teixonera y de Horta también suelen acudir. Me habla maravillas de sus callejuelas sin asfaltar, de sus casas señoriales, donde veraneaban los ricos de la época, y de los huertos, que en esta época del año lucen preciosos. Tendré que darme una vuelta cuando termine de desayunar.

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Cinta Herreros, en la barra de El Raconet de la Clota / Foto: Víctor Antich

Tienen la suerte de tener el mercado de Horta al lado, donde compran la mayoría de los productos que utilizan en el bar. Cinta ofrece desayunos, aperitivos y comidas; después cierra, y hasta el día siguiente. Abre de lunes a viernes, cierra el sábado, pero abre el domingo, pues es el día en que el barrio se llena de paseantes que hacen el camino viejo de Horta a Sant Genís, algunos de los cuales paran a desayunar o a tomarse un buen vermú.

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Comedor de El Raconet de la Clota / Foto: Víctor Antich

Gabi me trae los huevos fritos que ha cocinado Ferran, acompañados de panceta y patatas fritas. Los encuentro espléndidos y los remojo con un vaso de vino a granel del Priorat. Mientras desayuno, veo desfilar ante mí platos de tripa de ternera, albóndigas con sepia, croquetas, bravas y algún bocadillo. Los tienen de jamón, fuet, butifarra o morcilla de Burgos, entre otros. Pero la mayoría se instala en la terraza para comer o tomarse una cerveza, donde el mundo se paraliza. Id y lo podréis comprobar vosotros mismos. También tienen un comedor interior para una veintena de personas, que suelen llenar más bien en invierno que en verano.

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Entrada de El Raconet de la Clota / Foto: Víctor Antich

La plancha es un no parar. Paco, con una cerveza, se suma a la conversación. Insiste en que La Clota es el barrio más pequeño, pero tiene razón Cinta, no es el barrio más pequeño, es el menos poblado —con 700 personas censadas actualmente—, seguido de los barrios de Vallbona en Nou Barris y La Marina del Prat Vermell en Sants Montjuïc.
Me despido de Cinta y compañía con el local lleno de amigos charlando distendidamente, como si fuera la sede social del barrio. El Raconet de la Clota es un sitio curioso, con una terraza diferente, como he dicho, donde puedes apartarte de Barcelona sin hacerlo. En definitiva, un bar que hace pueblo en el barrio más pequeño de Barcelona.