Me acerco al barrio del Poblenou —situado en el distrito de Sant Martí—, concretamente a la calle Espronceda, entre las calles Pallars y Pujades, para visitar el bar Bruxas, antiguo local del Club de Petanca del Poblenou, no sé por qué, pero intuyo que la media de edad de los clientes será elevada.
Llego a media mañana al bar Bruxas. Lo primero que veo es la magnífica terraza orientada al sol, perfecta para días gélidos como el de hoy. Me siento en ella unos minutos, no sea dicho, antes de entrar. Desde fuera compruebo que es uno de esos bares de toda la vida, ni bonitos ni feos, más funcional que otra cosa, que ha sido capaz de mantener la esencia con el paso del tiempo. Veo las máquinas tragaperras, la barra de aluminio y las mesas repartidas por el comedor. Del techo cuelga un ventilador de aspas que sin duda ayudará a pasar las tardes más calurosas del verano, también un espejo y unos cuadros del mismo estilo, que cuelgan de las paredes.

jesús
Jesús en la barra del Bruxas / Foto: Víctor Antich

Una vez dentro, el local está lleno de abuelos jugando al dominó y a la butifarra, pero curiosamente no veo a nadie comiendo. Sospecho que me he equivocado de local, de hora o de día, o las tres cosas. Le pregunto al chico de detrás de la barra, Jesús: ¿qué tenemos para desayunar?, y claro, me confirma mi error; me contesta: los desayunos de tenedor los hacemos solo el fin de semana, los sábados y domingos, el resto de días solo hacemos bocadillos.

Si tenéis previsto acercaros al barrio del Poblenou, indudablemente el Bruxas es una muy buena opción para desayunar, pero recordad que tiene que ser en fin de semana

Me quedo con un palmo de narices, pero, ya que estamos, le pido un bocadillo de beicon con queso, que me zampo observando la partida. Pero en cuanto me lo acabo, me despido y me voy, no vaya a ser que me siente a jugar una partida de butifarra y la gane. Me han dicho que los de Barcelona tienen mal perder.

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Entradas

Cuando llega el sábado, no me lo pienso dos veces y me dirijo al bar Bruxas de nuevo. Parece el día de la marmota, pero esta vez, en cuanto franqueo la puerta, noto ese aroma profundo, mezcla de distintos olores, fruto de horas de chup-chup en la cocina, que impregna el ambiente y a la vez lo convierte en una verdadera casa de comidas. A diferencia del otro día, el local está a reventar y ciertamente da gusto ver a la parroquia probando la tripa de ternera, las manitas de cerdo, el fricandó, el rabo de toro con judías o las albóndigas que tan bien cocina Berta.

tripa de ternera
Tripa de ternera. Bar Bruxas

Berta y su hijo Jesús cogieron el local hace veinte años, cuando él perdió el trabajo. Trabajaba de mecánico de motos al lado del bar, pero cerraron el taller donde trabajaba y decidieron encargarse el bar, que, por otra parte, ya existía, pero como club de petanca del barrio. Actualmente, se puede comprobar cómo han cambiado la petanca por el dominó y la butifarra observando las mesas llenas de abuelos jugando y dándole al palique.

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Rabo de toro. Bar Bruxas

En medio de este ambiente de los años setenta, y como quien no quiere la cosa, me zampo un plato de tripa de ternera que encuentro espectacular y que resucitaría a un muerto, mientras oigo como los de la mesa del fondo, con las cartas en la mano, cantan "butifarra", que significa que no hay triunfo y mandan las malillas y cartas fuertes, pero este es otro tema.
Si tenéis previsto acercaros al barrio del Poblenou, indudablemente el Bruxas es una muy buena opción para desayunar, pero recordad que tiene que ser en fin de semana.