Mientras hago cola para pagar en el Caprabo una botella de vino y unas olivas -oh bendita cena-, me abruma la montaña de productos ultraprocesados que intentan endosarte a toda costa antes de pasar por caja. En la sección de congelados de la izquierda hay los sucedáneos de hamburguesas, albóndigas y otros productos con nomenclatura cárnica fabricados a base de aditivos y proteínas vegetales (los denominados plant based). Y en el rellano de la derecha se alza una montaña de envases con cruasanes de chocolate, bizcochos o brazos de gitano ultraprocesados, que me provocan un nudo en el estómago y la necesidad de marcharse deprisa a la farmacia a comprar omeprazol con el simple hecho de imaginarlos dentro mío.

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Productos "de nuestra tierra" del Caprabo / Foto: Joan Carbó

Sin embargo, más allá de la constatación de que el mundo se hunde, y no precisamente en un vaso de vodka ruso, esta vez me llama la atención una isla de productos adocenados también de pastelería industrial, pero con el eslogan "de nuestra tierra" impreso sobre una bandera y una bandera de Catalunya. Y, delante de un caramelo como este, informo a la señora de detrás sobre mis intenciones de abandonar la cola y me lanzo como un lobo al cuello de un cordero a escrutar minuciosamente cada uno de los productos expuestos.

Que este supermercado ofrezca productos auténticamente catalanes como las avellanas tostadas de Reus no los exime de su responsabilidad sobre el uso indecente de la marca Catalunya

"Nuestra tierra"; qué maravillosa manera de referirse a Catalunya. ¿Qué querrá decir, o qué tendría que ser, un producto de "nuestra tierra"? La primera vez que me lo pregunté tenía delante de un chupito de ratafía, llamada también ratafía de nueces o directamente ratafía catalana. ¿Cómo podía ser que este licor "de la tierra" fuera en realidad una mezcla de alcohol de caña y azúcar proveniente de latitudes tropicales, con especias también foráneas y, en el mejor de los casos, con cuatro nueces y cuatro de hierbas del "terreno" (aunque a menudo ni siquiera eso)?

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"Coc Casero" / Foto: Joan Carbó

Reconozco que me costó un tiempo entender que la publicidad puede ser, sobre todo una ficción. Y que ni la Coca-Cola provoca felicidad ni la Ratafía catalana es esencialmente catalana, aunque se elabore aquí. Y "Catalunya", más allá de una gastronomía, una lengua, unas costumbres o un ideal político propio, es también una marca. Marca que empresas como el Caprabo explotan en beneficio propio... ¡y con todo el derecho del mundo! Ahora bien, dado que el adjetivo "catalán" es una marca de nadie, ésta adopta facetas más o menos ficticias según el talante o la sensibilidad del que decide utilizarla. Y resulta que en casa Caprabo, "nuestra tierra" es también un pozo de mierda ultraprocesada, en tanto que los alimentos, una vez digeridos, son eminentemente eso: mierda.

Eso sí: como en un ejercicio de catalanwashing, en la lista de ingredientes también dice "midó de moresc". Es decir, almidón de maíz

Finalmente, al reconocer el primero de los productos que se ofrecen en la isla del Caprabo, me sorprende inicialmente su nombre: "Coc Casero"; así tal cual, tal como suena. Y me digo: ¿Cómo es posible un grado de perversión como éste? Dejando de lado la combinación de idiomas utilizada, como queriendo abrazar metafóricamente (y laberínticamente) la realidad sociocultural de Ciutadans; "Coc", que es el "nombre de diferentes tipos de cocas frecuentes en la Cerdanya", escrito en catalán, y "casero", en castellano; el hecho de que se tilde de casero a una cosa como ésta, con ingredientes o aditivos como el azúcar invertido, humectantes como el sorbitol y la glicerina, gasificantes como el carbonato ácido de sodio y el difosfato disódico, o conservadores como el ácido sórbico o el sorbato de potasio, provoca escalofríos. Y sí; soy plenamente consciente de que eso no es en realidad responsabilidad directa del Caprabo, dado que es la empresa fabricante (Dillepasa S.L.) la culpable de esta aberración. Sin embargo, ¿a caso no es el supermercado cómplice de esta apuesta? Eso sí: como en un ejercicio de catalanwashing, en la lista de ingredientes también dice "midó de moresc". Es decir, almidón de maíz.

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Lista de ingredientes de la "Coc Casero" / Foto: Joan Carbó

Sobre el resto de productos "de nuestra tierra", hay más cocs como el de "mármol" o de "pepitas", y otros productos de "pastelería artesanal" como "bizcochos de manzana" (esta vez ya escrito íntegramente en castellano) y una especie de pan de brioche trenzado que no relaciono con ningún producto nuestro. Y, dejando de lado el hecho de que todos los productos que se ofrecen en la susodicha isla provengan de un solo fabricante, considero que en casa Caprabo tienen una idea más bien perversa de la identidad catalana. Al final, que este supermercado ofrezca productos auténticamente catalanes como las avellanas tostadas de Reus, lo cual no pueden decir a can LIDL por ejemplo, no los exime de su responsabilidad sobre el uso indecente de la marca Catalunya; en este caso, bajo la submarca "de nuestra tierra". ¡Bravo, Caprabo! O cuándo se te mean en la cara y te dicen que es cava catalán.