Tetsuro Maeda, nacido en Kanasawa (Japón) hace 38 años, llegó hace doce años al asador Etxebarri con una mano delante y la otra detrás, y un conocimiento culinario que se reducía a recetas tradicionales japonesas. Fue entonces cuando Bittor Arginzoniz lo acogió humildemente en su casa, Axpe Atxondo, iniciándolo en las artes del fuego y la brasa —como todos sabemos, a Bittor se lo conoce como el domador de brasas.
Como pasa siempre en estos negocios, y otros, Tetsuro quería volar solo y aprovechó una noche de borrachera con Makoto Hirai, un inversor japonés, para concretar su futuro dirigiendo el restaurante Txispa, ubicado en una casa solariega de más de cuatrocientos años, donde había estado Mendi-Goikoa. ¿Os suena? Eso sí, pasado por las manos de un arquitecto, también japonés, para convertirlo en un espacio minimalista de seis mesas.
El problema radica en el hecho de que Tetsuro quiere ofrecer cocina a la brasa, es decir, lo que aprendió con Bittor, con la agravante de que Txispa se encuentra a escasos 100 metros de donde está ubicado el asador Etxebarrri. ¿Precio del menú? 250 euros. Feo, muy feo.
Así pues, Bittor del asador Etxebarri, con una estrella Michelin y tercer mejor restaurante del mundo por The World's 50 Best Restaurants, ha hecho declaraciones en algunos medios, donde manifiesta: "Le he enseñado todo lo que sabe, le he ofrecido todo lo que tengo, le he abierto las puertas de mi casa y ha compartido mesa con nosotros como uno más de la familia. Le deseo lo mejor, yo no me llevo mal con nadie, pero me parece poco ético que a cien metros de mi casa abra un asador donde pretende hacer la misma cocina", y acaba diciendo: "Con eso no puedo hacer nada, seguiremos trabajando y disfrutando de nuestro oficio, como siempre".
Veremos si acaban en las manos o bailarán juntos en las fiestas de la calle.