Llançà es una pequeña población del Alt Empordà, situada entre el cabo de Creus y la sierra de la Albera, que enamora por sus playas y su gente, pero también por su gastronomía. En este sentido, hoy, aunque todavía no ha empezado la temporada estival, decido acercarme, como quien no quiere la cosa, a este antiguo pueblo de pescadores para visitar el restaurante Els Pescadors, toda una institución en Llançà, pero también en la Costa Brava, que conviene visitar regularmente.

Para situarnos: cuando corrían los años setenta, Anna Maria Punset y Lluís Fernàndez decidieron hacerse cargo de la antigua taberna de pescadores del puerto de Llançà, donde ofrecían los mejores manjares marineros del pueblo; sin embargo, como muchos negocios familiares, no es hasta que se incorporan al negocio sus hijos Lluís y Mari Àngels que la cosa no coge otra dimensión y Els Pescadors se posiciona entre los mejores restaurantes de la Costa Brava y se convierte, como he dicho, en todo un referente de la cocina ampurdanesa, que es eminentemente marinera. Lluís aprendió el oficio de su padre, aun así, lo perfeccionó haciendo estancias en diferentes cocinas de prestigio, como El Celler de Can Roca, el ABaC o el Akelarre, entre otros.

Sentado en el comedor de Els Pescadors, disfrutando de una cerveza bien fresca y de las vistas privilegiadas al puerto marítimo de Llançà, contemplo tranquilamente el balanceo de las barcas al ritmo de la brisa marina y una playa desierta durante sus últimos días de tranquilidad antes que llegue el buen tiempo y el alud de bañistas y turistas.
Visitar Els Pescadors de Llançà es todo un lujo, por su cocina, su producto y el trato que te dispensan Lluís y todo el equipo. Convendría que restaurantes así estuvieran recomendados por el médico de cabecera.
El camarero me trae la carta y me informa de lo que tienen fuera de carta. Con respecto a Lluís, lo veo arriba y abajo sin cesar. Pensad que, aparte de estar en la cocina, visita diariamente el mercado y la lonja del pescado de Llançà para escoger personalmente el mejor producto de temporada —sea del mar o de la tierra— para contentar al cliente. Cabe decir que tienen una selección de vinos con más de doscientas referencias.

En Els Pescadors los fogones no paran nunca de funcionar, siempre están cocinando una cosa u otra: cuando no es el caldo de pescado para los arroces, hierven marisco, y, si no, aquel suquet de pescado de roca para que se amazacote antes de servirlo.
Empiezo con unas ostras Marennes-Oléron del número dos y unas gambas del Mar d’Amunt, que son pura delicia y que remojo con un vino blanco, el Camí de Corbes de la bodega Roig Parals con D.O. Empordà.

Confieso que no me he atrevido a pedir la langosta porque era demasiado grande. Es sabido que la langosta frita es una de las especialidades de la casa; así como que la langosta del Mar d’Amunt —un topónimo que se utiliza para designar la costa norte del cabo de Creus, desde el extremo del mismo cabo hasta el Port de la Selva, Llançà, Cervera o Portbou— es de las mejores del mundo.
Josep Pla, nuestro escritor de cabecera, en su libro El que hem menjat, nos explicaba, sin embargo, que las prefería de otra manera: "La langosta se tiene que comer a la brasa, y esto es obligatorio hacerlo si la langosta es fresca, viva y pujante. Hemos dicho ya algunas veces que la cocina del pescado es antiquísima, y es natural que uno de los primeros movimientos de los pescadores haya consistido en poner las langostas sobre las brasas vegetales".

Continúo con unas colmenillas a la crema que Lluís ha comprado esta misma mañana a un amigo de Centelles en quien confía mucho. Son las primeras que pruebo esta temporada y será difícil superarlas.

Acto seguido, unos choquitos saltados con alubias de Santa Pau y un poco de salsa ponzu para dar aquel toque oriental que tanto nos gusta.

Como todavía me queda espacio, le pido a Lluís media ración de pepinos de mar con guisantes del Maresme, que son para llorar. No me podía marchar sin probarlos y lo he acertado de lleno. Acabo con un flan de nata, no con nata; he ahí un flan diferente.
Visitar Els Pescadors de Llançà es todo un lujo, por su cocina, su producto y el trato que te dispensan Lluís y todo el equipo. Convendría que restaurantes así estuvieran recomendados por el médico de cabecera, y seguro que tendríamos vida eterna.