Nada más cruzar la puerta del Motel, el restaurante del histórico Hotel Empordà de Figueres, lo primero que me encuentro es al incombustible Jaume Subirós, que me saluda amablemente empujando el carrito de los postres hacia el comedor, señal de que sigue siendo el alma del local. Está en plena forma, como si los años no pasaran por él. Hace poco leí, a raíz del homenaje que el mercado de la Boqueria le hizo como figura clave de la gastronomía y la restauración que abrió camino en la cocina catalana, que no quiere ni oír hablar de la jubilación, y me parece que es una muy buena noticia.

entrada hotel
Entrada Hotel Empordà / Foto: Víctor Antich

Conozco a Jaume y a su hijo Jordi de hace muchos años, cuando veraneaba con toda la parentela en el Hotel Almadraba Park de Roses. No es cierto que cualquier tiempo pasado sea mejor; pero sí que lo es que aquellos fueron unos veranos espléndidos que recuerdo con mucho cariño. En aquella época, igual que ahora, Jaume siempre estaba omnipresente, en todas partes, velando siempre para que la estancia de los huéspedes fuera lo más agradable posible y se sintieran como en casa. De la misma manera que te daba los buenos días de veintiún botones a la hora del desayuno, en la magnífica terraza del hotel con unas vistas privilegiadas a la playa de la Almadrava, con un buen café y el diario; que supervisaba los platos en el bufete del restaurante de la piscina o preparaba un steak tartar con mano diestra delante de ti a la hora de cena en el comedor principal. Una manera de tratar al cliente que, ciertamente, se está perdiendo. Por el Almadraba de Roses en aquellos veranos desfilaba todo el mundo, recuerdo a alguno de sus clientes ilustres, como Juan Mari Arzak, que hacía estancia durante las frecuentes visitas a El Bulli, o el escritor Josep Maria Espinàs, que pasaba ahí buena parte del verano en compañía de su esposa y su hija, para citar a un par.

aperitivo
Brioche con piquillo / Foto: Víctor Antich

Pero vuelvo al Motel. Una vez le he echado un vistazo a la carta, escojo el menú degustación llamado Sabores de temporada mientras me llenan la copa de un vino blanco del Empordà, el Cartesius, hecho con garnacha blanca, es un vino elegante con una cierta complejidad aromática y persistente en boca, lo acompaño con un brioche con piquillo que me traen de aperitivo.

Desde la esquina del restaurante, veo el comedor lleno; a Jordi, hijo de Jaume, que le está preparando un tartar a la mesa de al lado; más allá, al personal de Cal Narra de Llançà y, detrás de mí, a Joan Juncà del restaurante Ca l'Enric, que recordaréis de un artículo de hace unos días. Supongo que habrán aprovechado la fiesta semanal de sus establecimientos para visitar el Motel y disfrutar de su gastronomía, lo cual dice mucho de su cocina.

crema de tomate
Crema de tomate al ajo con bacalao, olivas y garbanzos / Foto: Víctor Antich

Empieza el menú con una crema de tomate al ajo con bacalao, olivas y garbanzos, que me parece muy sabrosa y refrescante. Nos saludamos con Jordi, ahora copropietario del negocio familiar y chef del Motel, con quien rememoramos tiempos pasados en el Almadraba.

tortilla|trucha de harina
Tortilla de harina / Foto: Víctor Antich

Seguimos con una tortilla de rebozuelos y albaricoque, una tortilla de harina del Empordà, que viene a ser como un crepe a la catalana y que en otros lugares de Catalunya lo denominan tortilla con trampa, por el hecho de añadir harina, o también pannada en Cadaqués o tannara en la Garrotxa.

serviola
Serviola mediterránea / Foto: Víctor Antich

Continuamos con la serviola mediterránea, también llamado pez limón, un pescado poco conocido, pero de un sabor excelente. En este caso, lo marcan a la parrilla y lo disponen sobre una salsa bullabesa con verduritas al lado.

royal de lechón
Royale de lechón "croque-monsieur" / Foto: Víctor Antich

Me traen una royale de lechón "croque-monsieur" con vino rancio y perfume de estragón. No sé si sabéis que el croque-monsieur es un famoso sándwich francés y como los sándwiches se pueden llenar con cualquier cosa, aquí en realidad lo que hacen es disponer la royale de lechón en medio de dos tostaditas delgadas y crujientes. Lo encuentro excepcional y se deshace en la boca.

pasta hojaldrada de crema
Hojaldre de crema / Foto: Víctor Antich

Para desengrasar, tenemos un sorbete de cava rosado antes de que escogiera del clásico carrito de los postres un hojaldre relleno de crema que está espectacular, como siempre.

El Motel pronto celebrará sus 65 años, que se dice rápido. No me alargaré con su historia, que muy posiblemente ya conoceréis, únicamente quiero recordar que Jaume Subirós empezó como botones y con el tiempo se convirtió en yerno de Josep Mercader, fundador del hotel y leyenda viva de la cocina catalana, y cogió las rentas del negocio a raíz de la muerte repentina de su suegro. Cabe decir que ha sabido, durante todos estos años, mantener el espíritu de aquella cocina catalana que tanto gustaba a Josep Pla y que, con el tiempo, ha ido evolucionando hasta la excelencia.

Así pues, tanto si vas a la Costa Brava como si no, el Motel Empordà es un sitio imprescindible en la agenda de todo buen gourmet, que hay que pisar a menudo para disfrutar de su buena cocina, una casa de comidas en mayúsculas.