La Taverna del Mar conforma, junto con el restaurante Candlelight y el restaurante Garbí, la propuesta gastronómica del Hostal La Gavina de s'Agaró, dirigida en su conjunto por el reconocido chef Romain Fornell, que, dicho sea de paso, recientemente ha celebrado entre amigos veinte años de la apertura de su restaurante Caelis en Barcelona, galardonado con una estrella Michelin.

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La Taverna del Mar / Foto: Víctor Antich

La historia de La Taverna del Mar es muy curiosa. Corría el año 1920 cuando la familia Ensesa adquirió los baños de Sant Pol, y en el año 1929 construía el restaurante de los baños. Pues bien, dicho restaurante se incendió una noche de 1935. Años más tarde, construyen la Taverna del Mar en el mismo emplazamiento, la cual inauguran en 1936 y tienen que cerrar enseguida debido a la guerra, hasta que en 1939 se produce su reapertura definitiva. Cabe decir que esta joya del modernismo catalán ha sido catalogada como bien cultural de interés local.

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La playa de Sant Pol desde la terraza de La Taverna del Mar / Foto: Víctor Antich

Hace una noche muy bochornosa y estamos sentados en la mesa frente a la espectacular playa de Sant Pol. Suerte tenemos de la brisa marina y de unas copas de vino blanco para apaciguar el calor y la sed. Así, probamos el Ekam del Castell d'Encus, un vino de altura hecho en el Pallars, con mucha personalidad, elaborado con un 85% de riesling y un 15% de albariño.
Empezamos con unas ostras francesas Marennes Oléron fresquísimas, unos tallarines salteados con ajo y perejil y un tartar de atún rojo con salsa de sésamo.

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Tallarines en La Taverna del Mar / Foto: Víctor Antich

Mientras disfrutábamos de los primeros platos con toda la calma del mundo —el sitio se lo merece—, nos acercan a la mesa el carrito del pescado, lleno de productos del mar de la Confraria de Pescadors de Sant Feliu de Guíxols para que escojamos lo que más nos apetezca. Los ojos claros y brillantes de los rodaballos, cabrachos, gallos de San Pedro, lubinas y dentones nos informan de su frescor. Finalmente, nos decidimos por el gallo de San Pedro, pez, por cierto, de una absoluta fealdad.

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Gambas de Palamós en La Taverna del Mar / Foto: Víctor Antich

Cerramos el primer acto ventilándonos unas maravillosas gambas de Palamós y volvemos a llenar las copas, que no sea dicho.

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Gallo de San Pedro en La Taverna del Mar / Foto; Víctor Antich

Continuamos la velada con el gallo de San Pedro salvaje. El nombre de San Pedro, como os podéis imaginar, es en honor a San Pedro —patrón de los pescadores—, y gallo por las largas espinas dorsales que recuerdan a la cresta de esta ave. El chef Sergio Salgado, que actualmente lleva el día a día del restaurante, lo ha cocinado a la brasa con una salsa donostiarra por encima, hecha con ajos, guindilla, perejil, vinagre y aceite de oliva virgen extra, el punto de cocción es el correcto, pues se aprecia su carne fina, extremadamente delicada y aromática.

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Tatin de manzana al Calvados en La Taverna del Mar / Foto: Víctor Antich

Los postres, como era de esperar, no defraudan, y están a la altura del resto de la comida: compartimos una deliciosa manzana al Calvados, crumble y toffee con helado de vainilla y un brownie de chocolate con frutos rojos.

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Ventana de la sala de La Taverna del Mar / Foto: Víctor Antich

La Taverna del Mar es, sin duda, uno de los restaurantes favoritos de la parroquia que frecuenta la Costa Brava en verano. Un lugar ideal para ir con la familia, los amigos o con la pareja —tú decides—, donde disfrutarás de una cocina marinera y mediterránea con el máximo respeto por el producto y en un entorno privilegiado.