El jueves 1 de junio empezó el Cooking Films Menorca 2023, festival que combina la gastronomía local con propuestas cinematográficas y que este año celebra su séptima edición, confirmándose su consolidación.
El primer día se proyectó el preestreno de El sabor de las cosas simples, con Gérard Depardieu, y viernes el estreno de Sa cuina des records un corto sobre el nombrado mejor Joven Chef Europeo del 2022. Desgraciadamente, llegué a Menorca más tarde, pero a tiempo para ver Historias para no contar del director Cesc Gay, en la terraza de los jardines del hotel Melià Cala Galdana, junto al mar bajo una luna llena de escándalo. Inés Garrell, directora del encuentro, nos da la bienvenida y nos informa brevemente de lo que nos encontraremos a continuación: cine y cena mezclada para la ocasión.
La película es una serie de cinco historias independientes que tienen como vínculo siete situaciones a veces absurdas, a veces ridículas, explicadas y protagonizadas con humor, un punto de acidez y amabilidad por un elenco de primeras figuras. La cena sigue el mismo ritmo de la película, a plato por historia.
La primera parte, Tinc ganes de veure’t, un hilarante trío protagonizado por una divertida Anna Castillo, Chino Darín y Javier Rey, que el chef de la velada ha correlacionado con una Coca de mejillones en escabeche. El segundo plato es un tartar de gamba con textura de tomate que, cinematográficamente hablando, equivale a Sandra, con Antonio de la Torre, Alex Brendemühl y María León. Seguidamente, Maribel Verdú, Alexandra Jiménez y Nora Navas nos envuelven en Els dimarts i els dijous, que hace tándem con el Cabracho, lechuga asada y aguacate.
El menú es de quilómetro cero
El cabracho lo conocemos también como escorpina, guisado al vapor servido encima de un lecho de lechuga y aguacate aliñado con aceite virgen de Menorca. José Coronado nos acompaña en M’has fet molt feliç aquests mesos y con el Meloso de ternera con foie y setas, en este caso es la ternera menorquina la protagonista, considerada la mejor carne del mercado local y que gana cada día más adeptos fuera de la isla. Y acabamos con París, donde comemos los postres con Quim Gutiérrez, Verònica Echegui y Brays Efe, un Brioche de fresa, lima y chocolate. La jornada ha sido un éxito.
La tarde del domingo fue el momento de Esperando a Dalí, de la cual pudimos disfrutar por adelantado en la Sala Es moix negre de Ciutadella, de la mano del actor Ivan Massagué y el productor Roger Corbi, y que será estrenada el próximo 14 de julio, sin ningún tipo de miedo, en medio de megaproducciones como Indiana Jones y Misión Imposible, yanosequéparte.
"Esperando a Dalí" con la sonrisa en los labios
Esperando a Dalí es una entrañable película, de aquellas que sales con la sonrisa en los labios, que tiene como escenario Cadaqués y el surrealista restaurante del pintoresco Jules (José Garcia), donde los hermanos y al mismo tiempo cocineros Fernando (Ivan Messagué, artista hiperactivo, polifacético y muy buen cocinero en la vida real) y Alberto (Pol López) revolucionan el mundo de la gastronomía a nivel mundial con su nuevo concepto de cocina, con unos deliciosos y sorprendentes platos como el aire de zanahoria o el caviar esférico de melón (¿¿os suena??). Una fábula donde la cocina y los sueños se fusionan impregnados por la magia de la ilusión que los rodea. Al finalizar la proyección nos espera una cata de quesos y productos locales.
Estando así la cosa, encaramos la recta final del festival yendo a Biniaroca, un bonito hotel rural en el Camí Vell de Sant Lluís, donde el Cooking ha proyectado La vida padre, presentada por una simpatiquísima Maribel Sala, una de sus protagonistas, en el papel de la mujer del gran Karra Elejande y de madre de Enric Augè. En la película, una comedia que también cuenta con su cara emotiva, la cocina tiene una gran presencia, desde el mercado hasta el plato donde los comensales del restaurante la saborearán, todo eso con escenas salpimentadas con toques de crítica humorística a los esnobismos del alta cocina michelinesca.
Al chef del Biniaroca, Jordi Preto, tenemos que agradecerle no solo la calidad de sus platos sino el guiño que nos hace a los asistentes al acto, reproduciendo algunos de los platos que salen en la película, como el pollo de corral a baja temperatura con emulsión y crujiente de anguila ahumada; la crema de erizo de mar a dos texturas de Juan Inchausti, la receta que es objeto de deseo y que nos sirvieron en el mismo preciso momento en que era servida en el restaurante de la peli; o los mochis, a pesar de que sin uno de los ingredientes que Augè utiliza en el filme (mirad la peli si queréis saber más...).
En definitiva, una clausura redonda para un festival de pequeño formato que sirve como gran herramienta para difundir la cultura cinematográfica y gastronómica en un marco incomparable como es la isla de Menorca.