Hace unos días Joan Bayén recibió un sentido homenaje por su trayectoria al frente del mítico bar Pinotxo en que se despedía de la Boqueria con la que él siempre ha mantenido que estaba casado.

Bar Pinotxo: obligado a cambiar el nombre por orden judicial

Joan Bayén de joven


Juanito, como lo conocemos los amigos, nació en el barrio del Raval de Barcelona en 1934, empezó a trabajar detrás de la barra del ahora emblemático Bar Pinocho con su madre Catalina ahora hace casi ochenta años. Catalina empezó haciendo bocadillos y cafés, pero con el tiempo, Juanito recondujo la oferta gastronómica a platos tradicionales de la cocina catalana como el capipota, los garbanzos con butifarra negra o los chipirones con judías, entre otros, recibiendo el Premi Ciutat de Barcelona de Gastronomia ahora hace siete años.

Chipirones con judías / Foto: Pinocho


Juanito es "perico" hasta la médula y maratoniano de cuajo a ratos libres, corrió dieciocho maratones, una de ellas en la ciudad de Nueva York. Hasta hace poco era habitual encontrártelo por Montjuïc sudando la gota gorda. Te decía: "he dejado de correr maratones porque las ganaba todas" y se reía, jajaja. Abría el bar cada día puntualmente a las 6 de la mañana, cuando todavía no estaban puestos los semáforos, así contaba con los amigos paradistas haciendo el café cada día antes de abrir el mercado.
Con el tiempo se ha convertido en icono de la Boqueria, es queridísimo por todo el mundo debido a su carácter afable y único. Pisar el Pinotxo es adentrarte en un tiempo pasado, un viaje de ida y vuelta donde revives la Boqueria de toda la vida, sin aditivos ni conservantes. Siempre dice: "¿Sabes cuál es mi problema? Que no estoy nunca cansado".

Juanito Bayén en la barra del Pinotxo


A lo largo de los años he visitado la Boqueria en infinidad de ocasiones, comíamos sobre todo en El Universal, el de antes, cuando lo llevaba Mario, muchos jueves nos cocinaba la paella delante nuestro mientras charlábamos en la barra, también el Quim de la Boqueria donde desayunábamos los huevos de Calaf con chanquete o el filete de ternera con foie. Pero la semana la acabábamos siempre en el Pinocho, he coincidido en su barra, con cocineros como Ferran y Albert Adrià, Albert Rauric, Isidre Gironés, Joan Roca o Fermí Puig. Pero también con deportistas, políticos, actores y curas. Por su local, me explicó el Juanito, han pasado personajes como Jacqueline Bisset, "es guapísima, guapísima" decía.

Garbanzos con butifarra negra / Foto: Pinocho


Nadie se libraba de pisar el local. Juanito siempre sabía quién era quién, y con un guiño te avisaba que no te movieras, que pronto tendrías tu sitio, y así era. Desde el puesto 465 dispensaba el mismo trato a todo el mundo, turistas o no. Con su adiós se va toda una generación y muchas horas de barra, vivencias, deseos y sueños.
Por suerte el relevo queda garantizado con su sobrino Jordi y familia, que ya llevan muchos años capitaneando el mítico local.
Hasta ahora, Juanito, disfruta de tan merecidas vacaciones, la leyenda continúa.