El Bar Bodega Gol, en el barrio de Sant Antoni, lo frecuento desde tiempos casi inmemoriales. Cuando empecé a ir, Josep Maria Gol todavía servía quintos y fricandós, pero con su jubilación la cosa pasó a manos de Xavi Caballero, que dirigió el negocio hasta el año pasado, cuando decidió dejarlo para regresar a su Galicia natal.

Bar Bodega Gol / Foto: Carlos Baglietto
Bar Bodega Gol / Foto: Carlos Baglietto

Así pues, me acerco nuevamente a la renovada Bodega Gol para charlar con Sergi Fernàndez, que ha reabierto el local junto con su amigo del alma, Edu Jàrquez, con quien coincidió unos años en la Hofmann. Llevaban tiempo hablando de tener una pequeña bodega a medias, pero no encontraban ni el momento ni el local adecuado. Pero he aquí que a principios de 2024 se enteraron —mediante Enric del grupo Confiteria— de que la Bodega Gol se traspasaba, y decidieron hablar directamente con el Sr. Gol, con quien se pusieron de acuerdo. Enseguida vieron que había que mantener su esencia, su decoración y su oferta. Para que nos entendamos, había que mantenerlo todo, y así lo hicieron.

Bar Bodega Gol / Foto: Carlos Baglietto
Bar Bodega Gol / Foto: Carlos Baglietto

En cuanto a la cocina, tenían claro que los platos tradicionales de la carta había que mantenerlos, aunque eliminaron unos cuantos, ya que la oferta era demasiado larga para su gusto. Mientras charlamos con Sergi, no puedo evitar zamparme unas croquetas y una rusa, a la vez que me hidrato con una copa de cerveza bien fría.

Bar Bodega Gol / Foto: Carlos Baglietto
Bar Bodega Gol / Foto: Carlos Baglietto

Después de actualizar la cocina, de realizar alguna que otra reforma en la sala y de darle un buen lavado de cara en general, abrieron sus puertas de nuevo el 4 de septiembre del año pasado, y puedo constatar que la bodega sigue siendo la bodega de siempre, y la oferta —por qué no decirlo— ha mejorado, y mucho.
El señor Gol, que todavía hoy algún día trabaja ayudando en un comedor social del barrio, pasa cada día por la bodega a saludar y está contento de que el legado continúe. Incluso Erik, el antiguo camarero de la anterior etapa, te atiende como si nada hubiera cambiado.

Roger y Rodrigo han logrado convertirse en la verdadera alma del local, los que encuentran un discurso propio dentro de la cocina tradicional y velan por mantener la sintonía en cada una de sus elaboraciones, elevando, si cabe, el listón del local hasta donde nunca había estado

Para acabarlo de redondear, les faltaba un buen cocinero, y es cuando deciden proponerle a Roger que se incorpore a la cocina de la renovada bodega. En ese momento, Roger trabajaba en otro restaurante con Rodrigo, y al recibir la propuesta, ambos decidieron incorporarse a la Gol de común acuerdo. Ellos han logrado convertirse en la verdadera alma del local, los que encuentran un discurso propio dentro de la cocina tradicional y velan por mantener la sintonía en cada una de sus elaboraciones, elevando, si cabe, el listón del local hasta donde nunca había estado.

Bar Bodega Gol / Foto: Carlos Baglietto
Bar Bodega Gol / Foto: Carlos Baglietto

En la Gol encontrarás la gilda de boquerón y de anchoa, las anchoas, las croquetas de asado y de pollo, la rusa y la esqueixada de bacalao, pero también la tortilla de patatas o los calamares con cebolla, la tripa de ternera o el capipota. Hablamos de los menuts, son unos enamorados de ellos, y ya me avisan de que pronto probaremos propuestas interesantes sobre el tema.
Hay que decir que Roger es natural de Juneda y, en consecuencia, también incorpora recetas de las Terres de Ponent, como los caracoles o la girella. Vete a saber si la Gol, con el tiempo, se convertirá en la embajada culinaria de esas tierras.

Bar Bodega Gol / Foto: Carlos Baglietto
Bar Bodega Gol / Foto: Carlos Baglietto

Aprovecho la conversación para pedir unos caracoles y otra caña. ¡Madre del amor hermoso!, este par saben lo que hacen y se nota enseguida.
Otro dato interesante es que en la Gol han intentado mantener los precios y, por lo tanto, conservan a muchos vecinos de los de toda la vida, algunos de los cuales ya forman parte de la historia de la bodega.
La bodega tiene un horario amplio, de modo que podéis ir a cenar si lo preferís. Eso sí, solo abren las noches de los jueves, viernes y sábados y, además, están pendientes de recibir los permisos para la terraza, que cuentan con poder abrir para cuando llegue el verano.