Esta mañana, en cuanto me he levantado, he llamado al restaurante by Solà para reservar mesa. No me ha extrañado que nadie cogiera el teléfono, ya que era demasiado temprano. Me ha sorprendido, sin embargo, que a los pocos minutos Ismael Fernàndez, chef y propietario del local, junto con su pareja Pilar, me ha devuelto la llamada. Estaremos de acuerdo o no que es un detalle poco habitual.
Ismael Fernàndez y Pilar abrieron hace unos años este pequeño restaurante con una terraza fantástica en el Eixample Dreta. Desde entonces, su popularidad en el barrio no ha dejado de crecer, gracias a su saber hacer y al boca a boca. Ofrecen una cocina de autor estacional que hace las delicias de los vecinos y trabajadores de la zona, que lo llenan cada día, sobre todo al mediodía.
Me presento en el restaurante para cenar. Antes, no obstante, aunque no venga al caso, he pasado por el Poble Nou a tomar algo en la bodega centenaria La Pubilla del Taulat, donde había quedado con unos amigos. Cuál ha sido nuestra sorpresa cuando la hemos encontrado cerrada, con la persiana bajada, aunque hoy no es el día de descanso semanal. Parece, según dicen los vecinos, que el propietario se ha jubilado, ha cerrado el negocio y lo ha traspasado a una conocida marca de cerveza. Estaremos pendientes, pero de momento parece que hemos perdido otra bodega.
Volvamos al by Solà. Me instalo en el comedor interior, pues la terraza está llena. Me sirven un poco de vino blanco del Montsant bien fresquito —que ya me perdonaréis, pero no recuerdo su nombre— y unos aperitivos, una ostra Poget superespecial con emulsión de codium y caviar del Pirineo y un capricho de anchoa del Cantábrico.
Tras negociar con Pilar qué medias raciones me pueden ofrecer para probar cuantos más platos mejor, cuando lo tengo claro me toma la comanda diligentemente. Me cuenta que ellos tienen una carta viva, donde todos los productos los entran al día, respetando escrupulosamente las estaciones.
Empiezo con una sobrasada, hecha con buey de Galicia en vez de cerdo, con un relish de higos. La sobrasada y el higo es una combinación interesante que nunca te acaba de sorprender. Me llenan la copa de un vino ecológico de las bodegas Ruuuts, hecho con variedades tempranillo y garnacha.
A continuación, como un canelón relleno de gambas de Palamós que es una delicia. La masa está hecha con un gel de la propia gamba. El conjunto viene acompañado de un brote de rábano picante, un airbag de patata y un chili crab.
Continúo con los ñoquis con sepiolas de la Ametlla de Mar con crema de cangrejo que son una maravilla y se deshacen en la boca.
Acabo la cena con unas setas de Burdeos. Como sabéis, estamos en plena temporada de setas y ahora especialmente apetecen las setas, acompañadas de una espuma de calabaza con zanahoria encurtida, crema de umeboshi, trufa de otoño rayada por encima y un crujiente de pimiento asado.
De postre, pido una leche con galletas diferente, donde el chef reinterpreta estos postres de toda la vida. Sobre una galleta hecha en casa, añade una espuma y un poco de ralladura de lima, que aporta frescor al conjunto. Unos postres que tomábamos de niños y que quizás volveremos a tomar a partir de ahora, vete a saber.
Me voy paseando tranquilamente hacia la Vila de Gràcia, pensando que la cocina de Ismael es una buena opción si te acercas al Eixample.