Bajo de La Vansa al amanecer, el paisaje es gélido, de un blanco brillante marcado por el rocío de esta noche. Me detengo ante el llano de Pendes, donde veo los rebecos y corzos, que también han sido madrugadores, el espectáculo se repite cada día porque es aquí donde aparecen los primeros rayos de sol en la zona y ellos ya se lo conocen. Una hora después, estoy aparcando en Adrall, un pequeño pueblo en el municipio de la Ribera de l'Urgellet situado justo en medio de la comarca del Alt Urgell. Pues bien, junto a la carretera y delante del pueblo, está el Restaurant l’Estanc, donde hemos quedado con los amigos para desayunar.
Nos sentamos en la mesa en el reservado, el resto del comedor está lleno, delante de la mesa del grupo de los jóvenes, Patxi, Vidal y compañía, creo que son de la quinta del 55, todos están jubilados y mantienen la buena costumbre de desayunar juntos cada día.
Para situarnos, L'Estanc abre puertas como tal el año 1989. Antes, sin embargo, el padre de Xavi y Marga, suegro también de Toni e Imma, tenía un estanco donde vendía de todo, tal como hacían en todas tiendas de pueblo. Toni me explica que en la tienda tenían absolutamente de todo: carne, embutidos y quesos, parafarmacia, ferretería y cualquier otra cosa que os podáis imaginar. Entonces, dentro de L'Estanc había una pequeña barra en un rincón que cada día que pasaba tenía más éxito. Los vecinos al principio tomaban alguna cerveza o vaso de vino y con el tiempo empezaron a ofrecer algo de embutido. En aquella época, la gente fumaba y bebía en el mismo lugar y en frente tenían la carne y los otros alimentos. Por cuestiones de normativa es cuando deciden transformar el almacén en bar, así el estanco continuó sin la barra.
Poco a poco, los propios vecinos y amigos les pedían algo para comer, es entonces cuando deciden empezar a hacer un pequeño menú que cocinaba la madre de Xavi y Marga, para ver cómo iba la cosa. Visto el éxito, pasaron de cocinar en la cazuela pequeña a la cazuela grande y, con la jubilación de los padres, cierran la tienda, que convierten en comedor. Así pues, Marga, Imma, Xavi y Toni se hacen cargo del restaurante hasta hoy, manteniendo el nombre de L'Estanc, que era como los vecinos conocían el local y recuperando recetas familiares que han ido afinando con el tiempo hasta llegar a la excelencia.
Pedimos unos platos de callos de cordero, una bandeja de carne de cordero y pan con tomate. Los callos que cocinan en el restaurante L'Estanc dejadme que os diga que son los mejores callos de cordero que he probado nunca, junto con los que cocinan en Cal Celso d'Alinyà, y si no os lo creéis, id, probadlos y ya me contaréis. Abrimos una botella de priorat, no sea dicho, el Ònix Clàssic con un 100% de cariñena y hacemos un brindis mientras limpiamos los platos mojando un pan increíble que hacen en el Forn d'Adrall, de donde es hija Imma. El horno es de los pocos que quedan en la comarca que hornean con leña y la calidad del pan, como os podéis imaginar, es espectacular.
Continuamos con el cordero, lo hacen a la brasa con leña de encina. Toni nos explica que el plato más pedido es el trinxat y después el tacó o vientre de cerdo que también hacen a la brasa, aunque los días que tienen callos o manitas de cerdo arrasan.
Mientras cerramos el desayuno con un digestivo, nos comenta que la mayoría de la clientela es de la comarca; hoy, por ejemplo, tienen dos mesas grandes de cazadores. De Andorra hay mucha gente que baja expresamente a desayunar o comer y aprovechan para comprar el pan en el Forn d'Adrall. También paran a desayunar o comer los que vienen de Barcelona, muchos de ellos asiduos y ya conocidos de la casa.
Ahora, cuidado, tienen claro que el 29 de diciembre del 2029 será el último día que podremos probar su cocina, dado que es el día que se jubila Marga, que es la más joven de los cuatro, y entonces cerrarán. Entre los compañeros no descartamos organizarnos antes del cierre y secuestrar a Toni o a Xavi, el rescate para liberarlos serían unos kilos de callos de cordero cada mes de por vida, y unos tacons, claro.