Junto al mercado de Santa Caterina, en Ciutat Vella, en el callejón de Les Freixures, una calle sucia y fea, nos encontramos con Casa Mari i Rufo, uno de esos locales en los que no pasa el tiempo y que, cuando entras, Rufo te saluda como si te conociera de toda la vida. Como digo, nada más cruzar la puerta, los que hemos mamado el barrio de pequeños, nos encontramos en casa: las botas llenas de vino, las pizarras con la carta a ambos lados de la puerta de entrada, las mesas, los manteles, la pintura de las paredes, las baldosas, la barra, ¡ah!, y el jamón listo para ir cortando; todo está pasado de moda y, a la vez, actual, cosa que demuestra que todo vuelve tarde o temprano.

Entrada

Casa Mari i Rufo / Foto: Víctor Antich


Llego puntual al local, a la una en punto, porque había leído que las colas eran la hostia, pero compruebo que no a esta hora. Soy el primer cliente y aprovecho para charlar con Rufo. Me explica que abrieron ahora hace cuarenta y dos años con Mari, su mujer, ella es de Badalona y él de Soria; los hijos, Samuel y Pablo, han nacido aquí y ayudan en el restaurante desde el principio.

Samuel me observa como miro la carta y me canta los platos del día. Hacen cocina de mercado y me explica que la carta la cambian diariamente, con todo lo que eso comporta. Como no me decido, Samuel me ofrece traerme lo que le apetezca, y yo, encantado.

Tartar de atún

Tartar de atún, CRM / Foto: Víctor Antich


Empiezo con unos boquerones en vinagre con un par de rebanadas de pan con tomate, hoy con agua, para engañar al hígado, aunque sea.

Me traen un tartar de atún fresco cortado a cuchillo, quizás el primer tartar de Barcelona, pues lo preparan desde el día que abrieron el restaurante ahora hace cuarenta y dos años. Samuel, que hace de cocinero, me comenta que intenta no perjudicar el pescado y en este caso solamente le añade un jalapeño y una piparra, los dos bien picaditos, y un poco de sal.

Navajas

Navajas, CRM / Foto: Víctor Antich


La cosa se empieza a salir de madre y me acercan un plato con navajas, almejas y mejillones. El marisco es fresquísimo y se agradece.

Se sienta conmigo Rufo, genio y figura, me comenta que se quiere jubilar, pero que no encuentra el momento. También que está estudiando las escrituras desde hace más de treinta años, y me suelta un par de citas que me dejan aturdido, acabamos riendo como viejos amigos y vuelve a la barra, que se le acumula el trabajo, me dice.

Popets

Pulpitos, CRM / Foto: Víctor Antich

El delirio llega con los pulpitos y la sepia salteados a la sartén. Samuel me pregunta cómo va la cosa, no le contesto porque no se me enfríe lo que tengo en el plato, pero con la cara, pago. En el tiempo de descuento, aparece la cigala, la gamba de Palamós y el carabinero, en este orden, y los tres marcando gol por la escuadra.

Gambas

Gamba, CRM / Foto: Víctor Antich


Mientras me zampo una pasta hojaldrada rellena de crema del Forn Vilamala de la calle Agullers, comentamos con Samuel cómo era el barrio hace cuarenta años, cuando yo vivía en la calle Banys vells y él estudiaba en la Salle Comtal, justo al lado del Palau de la Música, y estamos de acuerdo en que el barrio era más barrio antes.

hojaldre

Hojaldre, CMR / Foto: Víctor Antich


Me despido de todos y Rufo me emplaza a volver a visitarlo con la familia, ahora que ya somos amigos. Me adentro poco a poco por las calles de la Ribera, disfrutando del barrio más pintoresco de la ciudad, pero cogiendo bien fuerte la cartera, no sea el caso.