Una buena manera de empezar el año gastronómicamente hablando es volviendo a los restaurantes que más nos han hecho vibrar a lo largo del 2024. Aquellos que, por la calidad de su cocina y por el trato recibido, recuerdas de un modo especial.
Así pues, hoy, tras pensarlo bien, me acerco al restaurante Coure del chef Albert Ventura, de quien guardo un muy buen recuerdo y que sé que es una apuesta segura pida lo que pida. Creo que los primeros que me recomendaron este templo gastronómico, hace ya bastantes años, claro, fueron los hermanos Torres, cuando les pregunté en una entrevista por los restaurantes que frecuentaban con su familia, y desde entonces no he dejado de visitarlo.
Así, me acerco al reformado pasaje Marimon de Barcelona, una de las calles que conecta la travesía de Gràcia con la avenida Diagonal. Curiosamente, se da el caso de que frente al Coure encontramos el restaurante Hisop (y al revés), del chef Oriol Ivern, que como sabéis es otra casa de comidas de referencia en la Ciudad Condal.
Sentado a la barra, contemplo cómo van desfilando los clientes hacia el comedor, muchos de los cuales son habituales, porque saludan efusivamente al personal. Después de estudiar detalladamente la carta y escuchar las especialidades del día, empiezo con una berenjena con tomate confitado, albahaca y parmesano, un plato muy sabroso que es absolutamente mediterráneo. ¿Sabéis que a la berenjena en Catalunya la podemos llamar de casi cuarenta maneras distintas? Las más utilizadas creo que son esbergínia o aubergínia, pero dependiendo de la zona la llaman de una manera u otra.
Continúo con una de las especialidades del día, los huevos fritos con trufa de invierno y puré de patata. Un plato sencillo que justamente por su sencillez tiene una armonía perfecta, en la que los tres ingredientes encuentran el equilibrio y la perfección. Con respecto a la temporada de la trufa, que se alargará hasta el 15 de marzo, es bastante buena debido a las últimas lluvias del otoño. El precio actual del diamante negro, negro por el color, pero también porque adquirirlas siempre está rodeado de un cierto secretismo, ronda los mil euros por kilo. Nada caro, por otra parte, si tenemos en cuenta que con cinco gramos tenemos bastante trufa para acompañar un plato.
No os negaré que ya venía con la idea de pedir la liebre a la Royal, que Albert cocina como nadie.
La liebre a la Royal la encuentro espectacular: tierna, sabrosa y potente, en una demostración más del dominio del chef a los fogones que hace que la liebre por sí sola merezca una visita al Coure
La liebre a la Royal nunca ha sido un plato bonito para salir a las fotos, sino más bien feúcho; de hecho, son unos trozos de carne envuelta colocados en medio del plato y bañados con una salsa de color chocolate. Pero ello no impide que sea uno de los platos icónicos del recetario francés de todos los tiempos y de los más apreciados por los gourmets. Confieso que he pecado y, en esta ocasión, sin que sirva de precedente, en vez de acompañarla con un buen vino de Borgoña o del Priorat, lo hago con agua para así intentar depurar los excesos de las últimas semanas.
Ya que estamos, pruebo el milhojas de fresas con nata y crema, que es delicioso, pero no me lo acabo, no sea que tenga que salir del restaurante con los pies por delante.
Ciertamente, hoy me ha resultado difícil escoger un restaurante después de los copiosos festines de las fiestas de Navidad, pero he acertado de lleno. Considero que la cocina del Coure está en un momento muy dulce y siempre es un buen momento para visitarlo. Así se lo hago saber a Albert antes de irme, y me comenta que está feliz y contento de cómo van las cosas, cocinando lo que le apetece según la semana, pero presiones, las justas, que ya tenemos una edad.