Tomando una cerveza en la terraza del Hotel Trias, en el paseo del Mar de Palamós, contemplo relajadamente el mar soñando ya con las vacaciones. El hotel es un buen lugar para disfrutar de la Costa Brava, fíjate que en los años sesenta el conocido escritor norteamericano Truman Capote lo escogió para veranear, aunque donde encontró la auténtica inspiración que lo catapultó a la fama fue en la casa de cala Sanià, situada también en Palamós y donde también veraneó, aquí escribió su novela capital A sangre fría.

Pues bien, estoy haciendo tiempo para comer en el nuevo restaurante Puche, abierto a mediados de febrero por el chef Alan López y su pareja Anabel Azoicai, responsable de sala. Alan estuvo de jefe de cocina de Els Tinars durante seis años, pero también pasó temporadas en el Zuberoa del gran Hilario Arbelaitz, cerrado desgraciadamente desde finales de año, o en el Celler de Can Roca. En la cocina lo ayuda Simó Sánchez, con quien coincidió unos años en Els Tinars, y Pol Rubiano, amigo de la infancia, los ayuda en la sala.

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Restaurant Puche / Foto: Víctor Antich

El restaurante está ubicado en medio del pueblo, en la plaza Dels Arbres, a tan solo un minuto de la Platja Gran de Palamós, dentro de una casa típica de la zona con la pared de piedra. El local, con un par de niveles y tres espacios, lo han construido todo desde cero entre la familia. Han tenido la suerte de que les ha ayudado el padre de Alan, que se dedica a la construcción; incluso las mesas están hechas por ellos.

Sentado en la barra delante de la cocina veo como trajinan en los fogones degustando una copa de Babalà, un vino blanco del Empordà, y saboreando una gilda con corvina que marinan y ahúman ellos mismos.

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Gilda del restaurante Puche / Foto: Víctor Antich

Seguimos con la pipirrana de bacalao con huevo duro y revoltillo. La pipirrana es un plato típicamente andaluz que lleva el bacalao desalado, en este caso tomate Golden Raf, los últimos de la temporada, y un revoltillo de huevo que le proporciona el toque catalán, como base, una salsita hecha con el agua del bacalao y un poco de mostaza. El resultado es muy refrescante y sugerente.

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Pipirrana. Restaurant Puche / Foto: Víctor Antich

Pruebo el salteado de verduras con espárragos, alcachofa, rebozuelos y espinacas. Le añaden un pilpil hecho con la tripa de bacalao y un poco de tocino con pimienta y unos picatostes. Lo encuentro exquisito. También pido la rusa de gamba roja de la Costa Brava, hoy es de la lonja de Blanes, la sirven cruda tal como llega, y por encima le ponen una vinagreta hecha con las cabezas de la gamba. Las tripas de bacalao no son otra cosa que la vejiga, que secada y salada es ideal gracias a su gelatina para hacer un buen pilpil.

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Verduras y tripa de bacalao. Restaurant Puche / Foto: Víctor Antich

Me llenan la copa de otro vino del Empordà, en esta ocasión del Celler Martí Fabra. Llega el plato estrella: el cuello de pollo relleno mijoté con hierbas y puré de patatas. Vacían el cuello de todos los huesos y lo rellenan de otras partes del pollo añadiendo un poco de tocino, todo cocinado a fuego lento, de aquí el término francés mijoté. Lo sirven con un puré de patatas tradicional por debajo, y por encima una salsa hecha con las carcasas. Es un plato realmente extraordinario y sorprendente.

Cerramos con una torrija con helado de queso azul y recordamos el pastel de queso que hacía Hilario en el Zuberoa, comentando que es el mejor que hemos probado los dos.

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Torrija con helado de queso azul / Foto: Víctor Antich

Alan te ofrece una cocina catalana muy particular y afinada con influencias andaluzas y vascas. La apertura del restaurante Puche será, sin ninguna duda, una de las más celebradas este verano por los amantes de la buena gastronomía. Aperturas como esta son totalmente necesarias, celebrémoslo, pues.