Bajo hacia Barcelona para pasar la noche de Fin de Año con parte de la familia, he cogido la carretera de Ponts en vez del túnel del Cadí y así ahorrarme cuatro esquiadores despistados haciendo carreras con el coche por la carretera. Atravesando Organyà veo al amigo Boix tomando una cerveza en la terraza del pueblo, estudiamos juntos de jóvenes y hemos mantenido una buena amistad, le felicito el año por la ventanilla y sin bajar del coche no sea que acabemos tomando quintos hasta las doce de la noche. Paro a comprar pan en Coll de Nargó, uno de los últimos hornos de leña que nos quedan en la comarca junto con la panadería de Adrall. Por cierto, estos días han abierto una panadería en Estamariu y todo el pueblo está muy contento.
Hacia las dos del mediodía cruzo Ponts, una villa tocando al Segre que pertenece a la comarca de la Noguera, ya pensaba hacerlo, pero al final me decido y aparco delante de Lo Restaurant, convencido de que ya no me darán de comer, dado que son días muy complicados para la restauración. Después de un simpático tira y afloja con la dueña, me sientan en el comedor del final ante los ventanales por donde entra un sol reparador que deslumbra, la clientela se saluda entre ella, en los pueblos todo el mundo se conoce.
El restaurante Lo Ponts abrió puertas el año 82 con Joan Gaspà, su mujer Antònia y sus hijos Ramon y Jaume. Con los años los padres se jubilan y remodelan el local actualizando la carta, manteniéndose fieles a la tradición, ofreciendo recetas de toda la vida y productos del territorio. Ramon se hace cargo de la cocina y su pareja, Montse Junyent, se incorpora de cabeza de sala.
Su carta es extensa, Ramon intenta según me comenta que todo lo que cocinan sea una especialidad a pesar de que yo lo que destacaría son los caracoles, las cocas, los arroces y el bacalao donde son verdaderos especialistas, pero también los postres que en su mayoría son artesanales. La carta de vinos no se queda atrás con una esmerada selección de todas partes pero sobre todo D.O. Costers del Segre por su proximidad con la zona.
En Lo Restaurant se oyen embajadores de muchos productores de la zona y pueden realizar aquello que más les complace, una cocina arraigada al territorio tanto por las recetas como a productos, les gusta pensar que dan voz y hacen bandera de sus productos.
Curiosamente, por pocos kilómetros, Ponts está fuera de la D.O. Costers del Segre, el chef me explica que este hecho hace que en el pueblo no tengan bodegas propias e impide que puedan entrar en las rutas de vinos, siendo perjudicial a la ciudad, una pena.
Hablando de Costers del Segre, me abren uno Saó Expressiu 2019 de las bodegas Mas Blanch i Jové, con el 55% de garnacha negra. Es un vino de un rojo intenso con aromas afrutados que encuentro suaves y elegantes en boca.
Aparece en la mesa humeante la escudella con galets y pelota que está calentita y sabrosa. Me llevan un poco de pan del horno de la cooperativa la Garbiana de la Tarroja de Segarra, ellos elaboran el pan cocido en horno de leña, con masa madre y largas fermentaciones con harinas elaboradas con cereales plantados por ellos mismos y muchos en molino de piedra, el resultado es un pan crujiente, perfectamente alveolado con un sabor bestial.
De segundo traen el bacalao a la brasa con verduritas y aceite de ajo y guindilla, una delicia.
Cierro la comida con un pastelito de manzana que hacen en casa con helado casero de vainilla. ¡Alerta! En Lo Restaurant ofrecen la posibilidad de escoger quesos de postre, así, pues, hay que felicitarlos, ya sabéis lo difícil que resulta encontrar quesos en las cartas de los restaurantes, siendo un país eminentemente quesero.
Me despido de Montse y me recuerda que siempre que pase por Ponts, haga parada y fonda, y así lo haré porque me he quedado con las ganas de probar la coca de pies de cerdo rellena de setas y el arroz de perdiz salvaje con coles.