Es curioso como el desmesurado goteo de inauguraciones de nuevos restaurantes de mierda en la capital catalana —y cuando digo restaurantes de mierda me refiero a los restaurantes clonados en estética y oferta, a veces franquiciados o no— esconden y nos impiden ver otras aperturas más discretas y con una oferta más nuestra y particulares. También es cierto que cuando decides, sea por trabajo o simplemente por placer, entrar en un restaurante, algunos barrios son más amables que otros y puedes intuir según la zona si la comida te costará un ojo de la cara o podrás pagarla sin necesidad de pedir un microcrédito.

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Restaurante Clara / Foto: Víctor Antich

Pongamos por caso que estás despistado por los alrededores de la concurrida plaza Francesc Macià, tienes hambre y estás fuera de hora, entonces lo que te recomiendo es acercarte al restaurante Clara, por debajo de la Diagonal, concretamente en la calle Buenos Aires con Villarroel, relajarte y dejarte llevar. Su apertura, ahora hace diez meses, me pasó desapercibida, pero un amigo del trabajo me propuso que fuera, y mira por dónde que aquí estoy.

El restaurante Clara abrió primero en Begur de la mano de tres amigos, Aníbal Santiveri, el cocinero Fran Llobet y el jefe de sala Alex Ruiz, y ahora, como digo, hace unos meses ha abierto en Barcelona. Es un local amplio con unas grandes cristaleras al exterior donde la barra en forma de L te da la bienvenida, el local respira un estilo desenfadado y al mismo tiempo acogedor con una pequeña terraza que siempre está llena.

Restaurando Clara / Foto: Carlos Baglietto
Restaurante Clara / Foto: Carlos Baglietto

Su propuesta es un servicio ininterrumpido desde el mediodía hasta bien entrada la noche, donde puedes optar por un menú de mediodía muy digno por veinte euros, pan y copa de vino incluidos, o si lo prefieres, puedes disfrutar de la carta con unas propuestas de platillos bien interesantes en principio concebidos para ser compartidos. Por la noche la cosa se anima y cuentan con un pinchadiscos que hace las delicias de la juventud de la zona animando las cenas y las recenas.

Las especialidades de la carta, me comenta Víctor, son los muslitos de codorniz en escabeche, el mollete de manitas de cerdo, los huevos ecológicos con gambas y tocino, el calamar con su salsa de mar y montaña con un chorrito de aceite de cebollino, el cochinillo asado al horno y el solomillo Rossini con foie y reducción de oporto.

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Vichyssoise, Restaurante Clara / Foto: Víctor Antich

Hoy, sin embargo, escojo el menú, quizás cansado de hartarme como un cosaco durante las vacaciones de Pascua —vete a saber—, también una botella de agua.

Empiezo con una vichyssoise que me parece deliciosa. La historia de esta crema de puerros no está clara, se disputan su origen Francia y los Estados Unidos, aunque seguro que encontramos algún tuit de la cuenta de @EtFelicitoFill donde se le atribuye el origen a España.

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Estofado de ternera bourguignon, Restaurante Clara / Foto: Víctor Antich

También pruebo el estofado de ternera bourguignon, una receta típica de la Borgoña y uno de los platos que identifican la cocina francesa. Como curiosidad: el primer chef a publicar la receta fue el reconocido chef francés Auguste Escoffier a principios del siglo XX.

De postre elijo una pieza de fruta, que no sea dicho. Lástima que no tuvieran quesos y así completar una típica comida francesa que exactamente se la podía haber zampado el famoso comisario de ficción Jules Maigret en cualquiera de los bistrots que habitualmente frecuenta en la ciudad de París, estrujándose el cerebro para resolver cualquier caso de asesinato mientras toma unas jarras de cerveza o unas copas de Beaujolais, por qué no.