Una de las plazas más mágicas de la Vila de Gràcia es la plaça del Sol. Sus terrazas siempre concurridas hacen de ella una plaza viva y al mismo tiempo ideal para ver al barrio pasar ante ti tomando una copa, si la suerte te acompaña y encuentras una mesa libre.
En la plaça del Sol, como en muchas otras plazas, algunos de los locales se mantienen, pero han ido cambiando con el tiempo. Es el caso del Cafè del Sol donde, ya hace años, toda la parroquia nos conocíamos y las noches se alargaban gracias a las cervezas y a un vecino pianista que amenizaba las noches hasta que el dueño, harto de música y jarana nos echaba sin contemplaciones. Razón tenía.
También del bar Marcelino, un tugurio con ambiente de carajillo donde coincidía la juventud del barrio y los no tan jóvenes para hartarse de quintos y tapas, convertido ahora en un restaurante elegante, según reza en su web. Otros locales, por suerte, se han mantenido iguales, como el restaurante Envalira con sus magistrales arroces, que son de lo mejorcito del barrio.
Pues bien, en la esquina entre las calles Xiquets de Valls —donde encontramos el legendario "El escarabajo azul", tienda que lleva abierta casi cincuenta años, donde puedes comprar complementos para bailar la danza del vientre si así lo deseas—, y la calle de Maspons, concretamente en la planta baja del Hotel Sonder Casa Sol, encontramos el restaurante Insolent, que abrió puertas en 2023 y está regentado por cuatro jóvenes amigos. Los chefs Miquel García y Julià Castelló y las jefes de sala Javier Custodio y Pedro Huerta, algunos de los cuales han pasado por prestigiosos restaurantes como el Disfrutar o El Celler de Can Roca.
Curiosamente, el día que los visito han invitado a Marc Ramos del restaurante SiNoFos de Girona. Me comentan que antes del verano fueron los cuatro amigos del Insolent los que viajaron a Girona para compartir su cocina y que fue todo un éxito. Ahora toca el partido de vuelta.
Una vez sentados nos llenan una copa de cava que acompaña los aperitivos, una anchoa 00 de Santoña sobre una pasta hojaldrada con mantequilla fumada y un xiuxo hecho en Girona relleno de carbonara. La complicidad entre el equipo es absoluta e impregna el trato que te dispensan y el buen rollo que se respira en el restaurante.
Continuamos con una caballa con ajoblanco y crema de almendra, acompañada de una emulsión de oliva, manzanilla, ajo negro y uva y una Berenjena escalivada con vinagre de miel, cacahuete y hierbas. Los dos platos están para mojar pan; las dos cocinas se pueden diferenciar, pero al mismo tiempo se complementan y en eso consiste la diversión de la propuesta. En esta ocasión, lo remojamos con un Blanc de Mayte hecho en el Penedès con variedad moscatel.
Es el turno de unos magníficos ovillos a la brasa con una salsa beurre blanco, huevos de salmón y anguila fumada y un excepcional pithivier, que no es otra cosa que un pastel redondo de hojaldre que ellos rellenan de guiso de mejilla de atún rojo, salsa de naranja y kumquat, muy regado con un Foranell de Alella hecho con garnacha blanca.
Finalizamos con un Chuletón de vaca vieja leikan con puerros que se deshace en la boca, con una copa de Trempat negro de la Conca de Barberà hecho con trepat, una variedad autóctona.
De postre un maracuyá pie que nos endulza el final de la comida.
El restaurante Insolent revitaliza el barrio con su cocina fresca y dinámica. Este tipo de propuestas siempre son bienvenidas. Justo es decir, sin embargo, que en esta ocasión se han incorporado también los éxitos del gerundense SiNoFos. Hay que destacar el impecable servicio de sala y su carta de vinos, hecha únicamente con referencias catalanas.