El agridulce de jamón consiste en mezclar el sabor salado del jamón con la dulzura de la miel y el agrio del vinagre. El resultado es una combinación bastante acertada.
Alternativamente, se puede cocinar la misma receta con magros de jamón u otras carnes blancas. Como veréis en las imágenes, yo he utilizado vinagre de Módena por su particular aroma y color, pero podéis utilizar cualquier tipo de vinagre que os guste. ¡Vamos!
4 trozos de jamón
3 cucharadas de miel
1 chorro de vinagre
1 chorro de aceite
Variantes:
Se puede escaldar el jamón antes de freírlo
Se puede hacer con hígado de cerdo (Hígado al agridulce), magro de cerdo, cordero o pechuga de pollo, previamente dorados.
He utilizado paletilla de jamón de cebo. Podéis utilizar jamón serrano también.
Tirad un buen chorro de aceite de oliva en una sartén y calentadlo un poco.
Freíd las lonchas de jamón.
En 30 segundos lo tendréis hecho por una parte. Dadle la vuelta y haced lo mismo.
Reservad el jamón sobre un papel absorbente. La salsa ya contiene bastante grasa.
Notaréis que el jamón queda crujiente.
En la misma sartén con el mismo aceite (y grasa) que ha quedado, tirad un chorro de vinagre generoso. CUIDADO: ¡Peligro de quemaduras! Antes de tirar el vinagre retirad la sartén del fuego y esperad unos segundos para bajar la temperatura del aceite. La reacción con el vinagre es fuerte, incluso al respirar. Con todo, haréis humareda en la cocina, tenedlo en cuenta.
Dad unas vueltas con la cuchara.
Y añadid la miel también.
Ahora removed unos instantes hasta que el vinagre pierda el fuerte hedor.
Lo podéis calentar un poco más.
Pasad el jamón al plato.
Y tirad por encima de unas cucharadas de la salsa agridulce. No hay que ponerla toda. Mejor no excederse y añadir más si hace falta.
Servidlo en la mesa bien caliente.
Qué pinta, ¿eh?
Un trozo de pan cocido con leña mojado en la salsa y un trozo de jamón... ¡no tiene precio! ¡Buen provecho!