No sé que tienen las albóndigas que atraen a todo el mundo. Unas buenas albóndigas, claro está, que llevan de todo. Pero cuando sabes que son buenas, se convierten en objetos de deseo que, incluso, despiertan los instintos más básicos. Ya hemos visto varias maneras de hacer las albóndigas (con "samfaina", con salsa de tomate, con sepia y guisantes, con garbanzos, etc.). Pero faltaba la receta más genérica de todas, de las que hacían las abuelas.
Básicamente, hablamos de albóndigas en una salsa más elaborada, con un sofrito chulo, un poco de vino, caldo y su picada. Todo sencillo de preparar, a pesar de que es un poco laborioso. Respecto de este plato, lo de siempre, buenos alimentos, ¡y a mojar pan! Con esta receta os saldrán unas 20 albóndigas. ¡Venga!
400 g de carne de ternera picada
400 g de carne de cerdo picada
3 ajos
2 huevos
perejil fresco
leche
pimienta negra
pan rallado
harina
3 tomates maduros
1 pimiento verde
1 vaso de vino blanco
1 cucharada de comino
1 cebolla picada
1 cucharada de pimentón
2 rebanadas pequeñas de pan tostado
caldo o agua
aceite de oliva
sal
Variantes:
Podéis hacerlas sin comino
Se pueden hacer solo con carne de ternera o con carne de cerdo
El sofrito no hace falta triturarlo siempre
Si os gusta el picante, se puede poner una guindilla en el sofrito o con la carne
Preparad las verduras.
Primero de todo tendréis que hacer las albóndigas. Mezclad bien los dos tipos de carne y salad.
Poned también la pimienta.
Añadid los huevos, aunque con uno, para mí ya es suficiente. También la picada de perejil i ajo.
Ahora, en otro recipiente, mezclad la miga de pan con leche, bien remojado. Con tres migas de tres rebanadas de pan de payés es suficiente. Haced una pasta e incorporadla a la carne.
Añadid tres o cuatro cucharadas de pan rallado y, ahora si, mezcladlo bien todo.
En este punto, poned a calentar abundante aceite en una cazuela. Si queréis, poned un poco de ajo para dar sabor al aceite.
Freíd las albóndigas, procurando no cocerlas demasiado por dentro.
Dadle la vuelta y hacedlas bien por todos los lados.
Una vez fritas reservadlas sobre un papel absorbente.
Picad bien la cebolla y el pimiento.
Retirad el exceso de aceite y aprovechad el resto para hacer el sofrito. Primero el ajo, después la cebolla y el pimiento. Que se dore bien.
Mientras tanto, vais rayando los tomates.
Añadid (si os gusta) un poco de pimentón al tomate. Le dará sabor y color.
Y también una cucharada de comino, que le aportará el punto singular a estas albóndigas. No os paséis, o condicionaréis el plato.
Una vez frito el pan, pasadlo a un recipiente para triturar, pero todavía no hagáis nada.
Cuando la cebolla y el pimiento tengan buen color, tirad el tomate dentro de la cazuela.
Dejadlo cocer a fuego medio-bajo durante unos 12-15 minutos. Saladlo un poco y tirad una pizca de azúcar también.
Una vez tengáis el sofrito hecho, pasadlo al recipiente para triturar con las tostadas de pan.
Que quede bien fino.
Y lo volvéis a pasar a la misma cazuela.
En este momento, echad el caldo. Yo os diría que unos 500 ml aproximadamente para esta cantidad. Si no tenéis lo suficiente, podéis añadir agua, pero un caldo de pollo, carne o verduras le va muy bien.
Que haga chup-chup unos 20 minutos más o menos, y rectificáis de sal. Probad la salsa.
Ahora ya será el momento de incorporar las albóndigas en la salsa.
Dejadlas cocer juntas durante unos 5 minutos más y ya podéis apagar el fuego. Como todos los guisos, si lo dejáis reposar un tiempo mucho mejor. Incluso, consumirlas al día siguiente es recomendable.
Servidlas bien calientes.
Y que no falte pan, ¿eh? ¿Las queréis ver por dentro?
Ummm, muy buenas, sencillas, tontas, reconfortantes y tradicionales. Los niños se vuelven locos.
¡Buen provecho!