El alioli de membrillo, al lado del dulce de membrillo, es un producto del membrillo derivado de las técnicas de aprovechamiento y optimización de los recursos de las montañas pirenaicas. Se prepara añadiendo a la emulsión habitual de ajo y aceite unos trozos de membrillo maduro, hervido, pelado y sin pepitas. También se acostumbra a añadir otros ingredientes que lo hacen un alimento muy completo, como huevos, manzana, pan... Se trata de un producto muy nutritivo y calórico, de sabor dulzón y ligeramente picante, y con más capacidad de conservación que el alioli normal. Se convierte en un producto de despensa, muy adecuado por todo tipo de platos, tanto de acompañamiento para carnes y pescados como de relleno encima de una rebanada de pan.
1 membrillo
1 diente de ajo
150 ml de aceite de oliva
agua
sal
Variantes:
- El membrillo se puede escalivar en lugar de hervir
- Se puede añadir manzana, cocida o cruda.
- Se puede añadir pera de invierno
- Se puede añadir tomate escalivado
- Se puede añadir una miga de pan mojada con vinagre o con vino moscatel
Para el alioli utilizaremos un único membrillo, aunque en las imágenes veremos la cocción de un número superior.
Una vez bien lavado, partiremos el membrillo por la mitad.
Yo prefiero cocerlo directamente y pelarlo una vez cocido y frío, que resulta más fácil.
Notaréis que el conjunto enseguida cambia hacia un color más rojizo.
Mientras se cuece el membrillo, prepararemos el resto de ingredientes.
Ya han pasado los 20 minutos y comprobamos que la carne está bien blanda.
Reservaremos nuestro membrillo y lo dejaremos enfriar completamente a temperatura ambiente.
Una vez frío, será muy fácil pelarlo.
Y una vez pelado....
le sacaremos toda la carne. Sólo nos interesa la pulpa. Con la piel y los corazones sobrantes hay quien hace jalea. Reservamos la pulpa.
Ahora pesamos los 150ml de aceite de oliva.
Pelamos un diente de ajo y...
lo picamos en un mortero con un poco de sal hasta que quede bien fino, que haga pasta.
Añadiremos el membrillo picado y...
lo trabajaremos un rato con la mano de mortero.
Tiene que quedar bien integrado y deshecho.
A partir de aquí, iremos tirando el aceite poco a poco.
Y como cualquier otro alioli, lo iremos ligando hasta consumir todo el aceite.
Y ya lo tenemos hecho.
¿A que tiene una textura muy similar al alioli hecho con yema de huevo?
La diferencia es que aquí no hay huevo y, por lo tanto, se conservará bastante tiempo.
¿Lo queréis probar?
Para conservarlo durante mucho tiempo, podéis ponerlo en botes cerrados y calentarlos al baño María.
Y ahora, es cuestión de encontrar la oportunidad de disfrutarlo, como con esta butifarra con setas.
Ummmm.
Personalmente, creo que no hay nada mejor que el alioli con yema de huevo, el de toda la vida, pero esta alternativa funciona muy bien. Mejor de lo que me esperaba, de hecho.
¡Buen provecho!