¡Hoy te traemos un entrante marinero que repetirás seguro! Solo tendrás que preparar antes un buen caldo suave que puedes hacer con espinas de pescado blanco. Una vez hecho, no dejes enfriar el plato. ¡Vamos a ello!
- 1 kg de almejas grandes vivas (gallegas o cultivo)
- 6 ajos laminados
- 1 vaso de fumet de pescado
- Aceite de oliva virgen extra
- 1 limón
- Pimienta negra
- Perejil fresco
Variantes:
- Se pueden incorporar mejillones
- Se puede añadir una guindilla picante
Cuando compres las almejas, asegúrate que están muy vivas. Yo las huelo de una en una. Una vez limpias, y si las tienes que conservar en la nevera para el día siguiente, ponlas dentro de un recipiente y cúbreles con un trapo húmedo. Así aguantaran vivas más tiempo.
Una hora antes de cocinarlas, ponlas en un bol con agua y abundante sal para depurarlas de arena al máximo posible. En teoría, ya vienen depuradas, pero de esta manera se pueden extraer más restos de arena.
Prepara el fumet. Puedes utilizar restos de pescado blanco, cabeza y espinas de merluza, rape, lenguado, rodaballo, etc. Puedes añadir algún cangrejo, alguna galera o algún pescado de roca, pero no hay que trabajar un fumet intenso, pues queremos que predomine el sabor de las almejas. Sálalo ligeramente. Después de hervir unos 20 minutos, para el fuego y cuélalo.
Con el fumet preparado, ya podrás cocinar este plato. En una sartén o una cazuela, dora los ajos laminados con un chorrito generoso de aceite.
Puedes decantar la sartén para concentrar el ajo y el aceite en un extremo y acelerar el proceso de tostado. Cuidado que no se te queme el ajo. Si pasa, deberás empezar de nuevo.
Una vez el ajo esté dorado y crujiente, resérvalo.
En este mismo aceite, y cuidado que se puede encender la sartén con facilidad (ten una tapa a mano), vierte las almejas limpias y secas. Dale una vuelta para empapar todas las almejas con este aceite aromatizado de ajo.
Seguidamente, añade a la sartén un vaso de fumet de pescado.
Un poco de perejil picado y espera a que el fumet empiece a hervir.
Seguidamente, pon la tapa y deja que las almejas se abran.
En cuanto se abran, echa un poco de pimienta negra. En principio, no hará falta sal.
Sirve las almejas bien calientes y con el caldo justo (no hace falta ponerlo todo). Un poco más de pimienta negra.
Finalmente, decora el plato con el ajo crujiente que tienes reservado.
Sírvelas con un poco de limón, que siempre le va bien. ¡Buen provecho!