Quizás hacía más de 15 años que no comía. De aquellos sabores intensos que se podrían calificar como "umami". Cuántos recuerdos personales me trae esta nuestra receta... Es de aquellos platos que me provocan una regresión en el tiempo.
En muchos lugares lo acompañan con picadillo de coles y bróculis, judías secas, escalivada, pan con tomate, uva, etc. Y lo que no puede faltar nunca es... el porrón de vino. En definitiva, un respeto por esta ancestral receta que yo considero una auténtica delicatessen. Esta entrada, aparte de una receta, es una dedicatoria a un plato muy especial para mí. Salud.
2 arenques salados
aceite de oliva
1 cebolla dulce
Variantes:
- Podéis tirar un chorro de vinagre
- Lo podéis acompañar de una buena tostada con pan con tomate y un porrón de vino tinto
Preparamos los ingredientes: arenques, cebolla y aceite.
Buscad unas hojas de papel de periódico y envolved cada arenque por separado.
Procurad que quede bien cerrado, ya que si no ensuciaréis la puerta y el marco.
Colocamos el papel de periódico dentro de una bolsa de plástico...
... y hacemos presión hasta que quede bien situada y no se mueva.
Ponedla hacia afuera en un marco de una puerta gruesa. Normalmente, la puerta de la cocina.
Ajustad la puerta presionando el paquete.
Hace un poco de cosita... y es extraña la sensación... pero el bicho ya hace tiempo que está muerto. Por lo tanto, no tengáis miedo al pellizcar el arenque que no le haréis ningún daño, jeje.
Ya está... abrimos el paquete...
... y nos encontramos pues eso... un arenque chafado...
... y con los intestinos fuera. De hecho, eso es lo que buscamos... que se pueda limpiar con facilidad.
Como veréis, los podéis limpiar de dos maneras. Una es limpiarlo completamente y sacar los filetes deshilachando la carne del pescado que limpiaremos bajo el grifo para extraer el exceso de sal... y la otra consistiría en escamarla un poco... sacar los intestinos y ya está.
Yo os mostraré las dos formas.
En casa, sin embargo, siempre se habían hecho enteras... que es la versión más rápida, vaya.
Ahora calentamos una sartén para dorarla un poquito, pero muy poco. Pensad que este producto se puede comer así directamente.
Los filete limpios también los pasaremos por la sartén... ¡y qué aroma que sale ! Sólo nos queda servirlas con un poco de cebolla cruda... y un buen chorro de aceite de oliva por encima.
Y a disfrutar... que es toda una delicatessen este plato. La cebolla es importante ya que aporta un buen equilibrio a la hora de disminuir el sabor enormemente salado que tienen los arenques.
Es una combinación de aquellas bien encontradas.
Recordad que se tiene que acompañar con un porrón de vino tinto. ¡Buen provecho!