Os traigo otro de esos platos de culturas extranjeras que hemos aceptado dentro de nuestro recetario del día a día, como también ha pasado, sin ir más lejos, con el sushi. La cocina tradicional también avanza, se adapta y evoluciona con los nuevos tiempos. ¿Como si no un plato se convierte en tradicional?... precisamente gracias a la aceptación popular y al paso del tiempo. El plato de hoy es un plato que acostumbra a gustar a grandes y pequeños. Espero que os guste.
300gr. arroz largo cocido (tipo basmati)
900ml agua
150gr. guisantes
1 cucharada de salsa sukiyaki
4 cucharadas de soja
1/2 cucharada de aceite de sésamo
2 huevos
1 zanahoria
100gr. jamón dulce
150gr. gamba pelada
aceite de oliva
Variantes:
Si no tenéis aceite de sésamo no pasa nada
Los guisantes pueden ser congelados
Podéis comprar el arroz largo ya cocido
Podéis añadir brotes de soja frescos
Yo utilizaré arroz largo normal. Según el fabricante, la proporción es una medida de arroz por tres de agua, pero yo os recomiendo poner sólo 2,5 y conseguiréis una textura más seca del arroz.
Ponemos el agua a hervir.
... hasta que el agua prácticamente no quede blanca. Queremos extraer el almidón.
Tapad bien la olla... que no se levante la tapa y lo dejáis cocer a fuego bajo durante 12 minutos.
Pasado este tiempo, apagad el fuego y sin abrir la tapa dejad cocer a fuego pasivo durante 5 minutos más.
Dejad que se enfríe en una recipiente bien ancho y finalmente reservadlo en un tupperware hasta el día siguiente. De esta manera el arroz se secará más.
Al día siguiente el arroz estará cocido pero seco... con los granos separados.
Ahora, prepararemos el resto de ingredientes de nuestro plato.
Como siempre, si utilizamos ingredientes frescos, de temporada y de cultivo ecológico... mejor y sano saldrá.
Herviremos los guisantes frescos entre 5-7 minutos con una pizca de sal.
Los escurriremos y los reservaremos.
Ahora pelaremos la zanahoria...
... la cortaremos en tiras finas...
... y la picaremos bien pequeña. En "brunoise" ..
El jamón dulce lo podéis hacer en dados pequeños o en tiras finas como he hecho yo.
Procurad separar las tiras previamente.
... y ya podemos batir los huevos para hacer la tortilla.
Lo primero que haremos será la tortilla francesa.
... con la misma espumadera iremos arrancando pequeñas porciones de tortilla...
... pero lo tenéis que hacer relativamente rápido... o se os puede quemar la tortilla.
A continuación, apartaremos un poco la tortilla (sin retirarla del wok) e incorporaremos la zanahoria. Siempre con el fuego a máxima potencia. Lo iremos girando con la espumadera o con un golpe de muñeca.
A continuación, añadiremos las gambas peladas...
... que salaremos ligeramente, pero no demasiado... que la soja es bastante salada.
Lo removemos todo y esperamos a la que la gamba cambie de color. Si se tuesta ligeramente mejor, pero sin parar de remover.
Ahora, el jamón dulce, que no necesita cocción.
Lo mezclamos todo junto...
... y ya podemos incorporar el arroz que tenemos preparado.
Todo de golpe.
Siempre que hago woks a mí me gusta incorporar una cucharadita de salsa sukiyaki.
Lo removemos...
... y añadiremos también la salsa de soja.
Pondremos de cuatro a seis tapones de salsa de soja. Pensad que siempre podéis servir en la mesa el arroz con la salsa de soja aparte y cada comensal ya se pondrá la cantidad adicional que más le guste. Removemos un poco todo, procurando saltear bien el arroz.
Incorporamos los guisantes también.
Y finalmente añadiremos un poco de aceite de sésamo. Cuidado que es muy aromático y puede condicionar el plato. Su peculiar aroma a nuez tostada es más interesante cuando lo notamos de forma más sútil.
Sobre todo no os paséis. Con medio tapón para cuatro personas tenéis suficiente... demasiado y todo.
Lo salteamos un poco más... sin dejar de remover.
Probadlo, para saber cómo está de sal o de soja.
Y ya podemos servirlo... siempre bien caliente.
¡Todo a la mesa!
En esta ocasión, lo serviremos en típicos cuencos chinos.
Y a disfrutar de un plato rápido, sano y que alimenta mucho.
Podéis acompañar el plato de la bebida que más os convenga... pero el vino... siempre va bien.
¡Buen provecho!