Este arroz es excepcionalmente bueno de sabor y lo recomiendo enérgicamente. Las patas de cangrejo rojo las encontraréis en formato congelado, cocidas o crudas. Yo he utilizado crudas, pero podéis utilizar también la cocida. La intensidad de sabor que nos aportarán las cabezas de gamba roja junto con el bazo y el juguito de las patas de cangrejo nos permitirán, en este caso, ahorrarnos el uso de caldo de pescado. Que aproveche.
seis patas de cangrejo rojo
300gr. de arroz
6 cabezas de gamba roja
1 sepia pequeña con el bazo
150gr. gamba pelada
1/3 pimiento rojo
1 cebolla picada
3 ajos
3 tomates maduros
1 cucharada de pimentón
agua
aceite de oliva
sal
Variantes:
Podéis cambiar la sepia por calamar
Se pueden añadir mejillones
Podéis utilizar caldo de pescado para cocer el arroz
Preparamos los ingredientes, las verduras...
... y el marisco.
He aprovechado unas cabezas de gamba roja que tenía congeladas de otro plato.
Y las gambas ya las he comprado peladas. En cualquier caso, podéis comprar la gamba roja y pelarla directamente. Notaréis que son sensiblemente más bonitas, grandes y buenas que las que ya vienen peladas.
Una sepia, con el bazo.
Como siempre, aprovecharemos el bazo de la sepia que mezclaremos con el tomate...
En la misma paella, echaremos un poco de aceite y doraremos los ajos laminados.
Mientras tanto, salaremos las patas de cangrejo...
Ahora, salteamos un poco las patas de cangrejo, que están crudas.
Mucho cuidado que salpica mucho y os podéis quemar.
Sólo con que cambien de color, vuelta y vuelta y las reservamos junto con el ajo.
En el mismo aceite freímos las cabezas de gamba roja.
Cuando cambien de color también las retiraremos junto con el aceite, que no será mucha cantidad.
Las pasaremos a un colador y con una mano de mortero extraeremos todo el juguito.
El objetivo es conseguir este juguito intenso de cabezas de gamba con el aceite de freírlas. Lo reservamos.
En la misma sartén, y con un nuevo chorro de aceite... salteamos las gambas peladas y la sepia, que habremos salado previamente.
Poco a poco soltarán toda el agua que contienen y empezarán a dorarse.
En este punto, las reservamos junto con las patas de cangrejo.
En la misma sartén, y con un nuevo chorro de aceite, sofreiremos la cebolla picada.
La coceremos a fuego bajo y lo iremos removiendo de vez en cuando, para evitar que se queme. Si notáis que se pega, podéis incorporar un chorro pequeño de agua y hacer que caramelice más rato. En total, tenéis que estar 15-20 minutos con la cebolla, aproximadamente.
Una vez bien oscura la cebolla, añadiremos el pimiento rojo bien picado y dejaremos que se haga.
Lo mezclamos con la cebolla también y esperamos un rato que coja colorete.
Ahora, incorporamos el tomate rayado.
Lo dejamos reducir hasta que se consuma todo el agua del tomate.
Ahora haremos una reducción de brandy...
... je,je...
Ponemos un chorro, como media copa y lo dejamos unos minutitos que se evapore el alcohol también.
Poco a poco irá cogiendo textura de mermelada.
Mientras tanto, ya podéis preparar el arroz. Una taza por persona.
Lo vertemos...
... y lo removemos durante un rato para dorar el grano de arroz.
Notaréis que se pega mucho, por eso lo tenéis que remover constantemente.
A continuación añadimos el agua o caldo de pescado (casi el triple que de arroz).
Y el juguito de cabezas de gamba roja que teníamos reservado.
Lo salamos...
... ponemos el marisco y las gambas...
... con cuidado, que cabe todo.
Y lo dejamos cocer unos 15 minutos, hasta que el arroz esté casi en el punto.
Rectificad de sal si hace falta. Las comidas siempre se tienen que ir probando.
Con el grano de arroz ligeramente duro... apagaremos el fuego. Lo dejaremos reposar 5-10 minutos y así el arroz se acabará de cocer de forma pasiva. Podéis cubrir la sartén con papel de aluminio.
Como es un arroz muy oscuro, no hay que dorarlo en el horno. Ya lo podemos servir en la mesa.
Emplatamos pues.
Tiene buena pinta, ¿no?
Pues os puedo garantizar que estaba mucho mejor de lo que parece.
Como habéis visto, necesitamos dedicarle el tiempo suficiente al sofrito... y por el resto... sale solo.
Acompañadlo de un buen vino.
¡Buen provecho!