¡Pero qué buenas son las magdalenas de pasteleria! Y qué malas son las magdalenas industriales... a mí que me perdonen, pero es que cada vez son peores... Y mira que tenían buena fama antiguamente, ¿eh? Quizás algunos de vosotros ya os habéis acostumbrado al sabor de las magdalenas industriales y por eso os propongo que un día de estos entréis en una pastelería (de las buenas) y os compréis una magdalena. Otro producto de aquellos tan sencillos de hacer... y que no te explicas como cuesta tanto encontrar. Las magdalenas industriales no valen nada, tienen muy buena pinta, sí, pero cuando las pruebas tienen aquel sabor extraño, entre plástico y humedad. Y eso es básicamente por los aceites que utilizan y el tiempo que llevan metidas en el envase.
Estas que os presento son excelentes de sabor. De verdad. Recordad que el secreto para hacerlas subir es que reposen en frío, y estas han descansado 24 horas en la nevera. Una vez cocidas y frías, las tenéis que conservar en un tupper en la nevera.
200 g de azúcar
2 huevos enteros
200 g de aceite de oliva a gusto suave
200 g de leche
280 g de harina floja
15 g de impulsor o 25 g de levadura en polvo
colorante alimentario
esencia de limón
Primero tiramos los huevos, vigilando que no se caiga ningún trozo de cáscara.
Añadimos el azúcar.
Si el aceite es de sabor suave mejor, que no sea demasiado intenso, vaya.
Tiraremos un poco de colorante alimentario color amarillo huevo.
Si no tenéis, lo podéis obviar pero siempre tendrá mejor presencia si tiene buen color. Lo podéis remover todo junto un poco, a mano, para disolver el colorante y ver cómo queda.
Añadimos también la leche.
He utilizado harina para repostería, que no deja de ser harina floja. la tradicional de toda la vida.
Lo añadimos.
Ahora pondremos la levadura química o impulsor. Podéis utilizar el típico "Royal", pero yo utilizo un específico para pastelería que ofrece mejores resultados. En este caso tendréis que añadir 10g más.
Tres cucharadas... o 15g serán suficiente.
Ahora ya lo podemos poner a batir.
Utilizaremos una velocidad media.
Mientras tanto, iremos distribuyendo los moldes de metal y/o papel en una bandeja para el horno.
A los 5 minutos de batir, lo podremos reservar en un cuenco... para guardar en la nevera.
Tapáis la masa con papel film, y evitaremos que coja olores.
Lo tenéis que dejar reposar mínimo una hora... si son dos mejor, y si es un día entero... ¡todavía mejor!
Tiene que tener una cierta textura.
Mientras, seguiremos preparando los moldes y la manga. He comprado este rollo de mangas de usar y tirar, de la marca LACOR, que van bastante bien. Así después no se tienen que lavar.
Le pondremos una pinza para evitar que se nos escape la masa mientras llenamos la manga.
Así, perfecto.
Escudillamos las magdalenas.
Como me ha sobrado demasiado, haré también estas otras en molde de silicona y veréis la diferencia. Yo los he comprado por internet.
Ya las podemos hornear a 240 grados durante unos 8-10 minutos sin ventilación. Pasado este tiempo, veréis cómo empiezan a subir, podéis bajar un poco la temperatura, a 180 grados para acabar de cocerlas por dentro durante 10-12 minutos más, el calor fuerte con la pasta fría de la nevera las animará a subir. El tema horno es un tema complejo ya que todos son diferentes y más si comparamos un horno doméstico con uno profesional.
Hasta que tengan buen color, vaya.
Pero ojo, que pueden parecer cocidas... y no estarlo...
Si os queréis asegurar, pinchadlas con una varilla para comprobar si están cocidas de dentro.
Una vez cocidas, dejadlas enfriar encima de una mesa o mármol. ¿Han quedado bastante bien, verdad? ¿Qué os parecen?
Son muy esponjosas y de sabor exquisito.
Por dentro están tiernas y sabrosas... a años luz de las que vienen hechas de forma industrial.
El molde de papel también condicionará un poco el crecimiento de las magdalenas. Por lo tanto, es un parámetro a tener en cuenta.
También las podéis hacer en un molde grande de silicona.
O también con molde de silicona pero mini-magdalenas. Podéis tirar un poco de azúcar por encima antes de cocerlas.
Así.
Como tenía mucha masa, he hecho esta súper-magdalena en plan bizcocho, para ir cortando rodajas y mojar en el café. Tsch... eh... ¡buenísima!
Con estos moldes quedan perfectas. Han cogido la forma lateral y han subido lo que quería.
Por debajo han quedado bien cocidas.
Esta receta de magdalenas es la que utilizábamos en la pastelería.
A las grandes también les podéis tirar un poco de azúcar por encima, si os gusta. En la pastelería las hacíamos muy a menudo. Lo que pasa (como siempre) es que la cocción y el tipo de horno son esenciales. En una pastelería se tendrían que cocer en 6-4-4 con el tiro abierto. En aquellos hornos puedes controlar de forma independiente la temperatura de arriba, de bajo y del medio, y tienen salida de humos. Es otra historia. Aunque ya veis que en casa pueden llegar a quedar más que bien.
No os perdáis una magnífica versión de estas magdalenas, la receta de las "Magdalenas de cacao con trocitos de chocolate y piñones". ¡Buen provecho!