Podéis hacer buñuelos de lo que sea: manzana, pera, flor de calabacera, higos secos, etc. Incluso, sin ninguna fruta también son buenos. Si los hacéis de plátano como os propongo hoy, os aconsejo utilizar plátanos bien maduros. Y cuando digo maduro digo maduro, no digo pasado ni estropeado. Me refiero a aquel plátano que hace días que corre por la cocina, pero que teniendo todavía una buena consistencia, ya empieza a mostrar clapas negras en la piel y un tacto más amoroso. Como veréis, para hacer esta receta he optado para mezclar todos los ingredientes juntos.

Así es como lo hace mucha gente y el resultado es excelente, nada que decir. Pero tenéis que saber que la forma más tradicional de hacerlos es mezclar la harina con la levadura, las yemas y la leche, haciendo una pasta que tendrá que reposar un rato. Aparte, se montan las claras a punto de nieve y se añaden al resto de la mezcla anterior con mucho cuidado. Es más trabajo, claro está, pero de esta manera, los buñuelos tendrán un volumen y una esponjosidad adicional. Si tenéis tiempo y ganas, hacedlo. Podéis servir los buñuelos de plátano fríos, tibios o calientes. A mí me gustan tibios, en boca encuentro que son excelentes. ¡Vamos!

Ingredientes

200 g de harina

200 ml de leche

2 plátanos

2 huevos

1 cucharadita de levadura en polvo

azúcar

aceite para freír

 

Variantes:

En lugar de levadura en polvo se puede poner bicarbonato

Podéis poner un chorro de licor (ron, brandy, mistela, etc...)

Se puede poner un poco de esencia de vainilla y/o limón

Preparación
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Preparad todos los ingredientes... ¡que después falta alguna cosa y tenéis que correr!

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Lo que os decía del plátano. Es difícil encontrar plátanos en estas condiciones en la tienda. Por lo tanto, siempre es mejor comprar y dejar pasar unos días.

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Cómo veis, por fuera tiene la piel muy oscura y por dentro está bien maduro.

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Tenéis que saber que las fotos corresponden a la mitad de la receta propuesta, que salen unos 20-25 buñuelos. Mi consejo es que con la mitad (100 g de harina) podéis rebozar hasta dos plátanos.

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En un bol poned la leche, bien medida.

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A continuación el huevo. Si queréis montar las claras aparte, sólo la yema.

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Seguidamente pasad la harina, ya pesada, por un cedazo.

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De esta manera se mezclará mejor y no quedarán grumos.

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Muy bien.

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Ahora mezclad todo. Lo podéis hacer con una batidora eléctrica o a mano. Pero tiene que quedar un poco emulsionado y sin ningún grumo. Quiero decir que si lo hacéis a mano se tiene que mezclar intensamente durante un rato.

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Cuando lo tengáis más o menos ligado podéis añadir un poco de licor o esencia.

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Yo he puesto un tapón de esencia de vainilla.

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Esta la podéis encontrar en cualquier supermercado.

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Qué colores, ¿eh? Una vez integrado, dejad reposar la masa un mínimo de 10 minutos.

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Aprovechad ahora para cortar el plátano en rodajas de un centímetro aproximadamente.

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Poned a calentar una sartén con abundante aceite de girasol. Cuando el aceite esté un poco caliente (no demasiado), ya podéis sumergir un trozo de plátano dentro de la mezcla.

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Dadle la vuelta con una cuchara y...

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ponedlo dentro del aceite. Dejad que encima caiga una pizca más de pasta, la que pueda tener la cuchara.

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Podéis hacer más de uno al mismo tiempo, claro está, pero vigilad que se hacen muy rápido.

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Dadle la vuelta en cuanto cojan colorete. Y los vais reservando sobre un papel absorbente.

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Repetid la operación hasta acabar con el plátano.

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Podéis buscar el punto de color que más os convenga.

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Dejadlo enfriar unos instantes, que no quemen.

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Y ya los podéis rebozar con el azúcar.

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Que no falte azúcar, que la masa no lleva

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Y ya los podéis servir en la mesa.

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¡Ummmm!

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Así quedan por dentro.

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¡Excelente!

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¿No os entra el hambre, ahora?

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Y si os sobra pasta y no tenéis más plátano, podéis hacer los buñuelos directamente, sin plátano, que están bien buenos también.

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¡Buen provecho!