Como podréis observar, su preparación es muy simple y no requiere demasiado tiempo en la cocina. Hay quien añade una cucharadita de curri, un poco de impulsor, sifón, otros tipos de harina, etc. Ningún problema.
Si los hacéis de la forma más tradicional, sólo con harina, os garantizo que no hay que añadir nada más. Y es que a veces, y sobre todo si utilizáis producto fresco, el éxito se encuentra en la simplicidad y la sencillez. El resultado, lo bastante conocido por todos, nos permitirá disfrutar de una excelente tapa que acompañada del vino correspondiente, os hará ser felices ni que sea por unos instantes... que aproveche.
1 kg de calamares frescos
harina
aceite para freír
sal
Variantes:
Se puede poner una picada de ajo y perejil por encima cuando se sacan del fuego.
Podéis poner un par de cucharadas de harina de maíz... y obtendréis un sabor diferente.
Hay gente que escalda los calamares antes de freírlos para ablandar la carne
En el huevo batido, le podéis poner un chorro de cerveza o agua con gas
Se puede poner pimienta negra
Lo que haremos primero será lavar bien el calamar, por dentro y por fuera.
Para esta receta sólo nos interesan los tubos, y descartaremos las patas y las alas, que utilizaremos para cocinar otras recetas.
Muy bien.
Cortaremos los tubos de calamares en anillas anchas, de la medida de un dedo.
Lo salaremos.
Verteremos una buena cantidad de harina en un plato o bol ancho. Ahora, en el mercado, encontraréis harinas especiales para rebozar y para frituras, que garantizan un resultado más crujiente y dorado. Utilizadlas sin miedo, que van muy bien.
Ahora, con paciencia, iremos rebozando cada anilla de calamar.
Tienen que quedar 100% rebozadas y sin exceso de harina. Hay un pequeño truco, para los que lo queráis hacer, que consiste en colocar harina y anillas dentro de una bolsa y agitarlo enérgicamente con la bolsa cerrada. Con esta técnica también garantizáis la retirada del exceso de harina. Un día os mostraré como hacerlo.
Y ahora, importante, el aceite para freír tiene que estar bien caliente.
Iremos incorporando anillas poco a poco... para garantizar que el aceite no baje demasiado de temperatura.
Le daremos la vuelta a cada anilla... y, aproximadamente, los tendremos un par de minutos por cada lado.
Cuando tengan un bonito color dorado, los reservaremos sobre un papel absorbente.
Y ya los podremos servir bien calentitos.
Y acompañadlos siempre de limón.
Ummm... ¡qué aroma! a todo el mundo le gustan con limón, ¿o no?
¡Buen provecho!