Sí, sí, ya sé que los calçots no se cocinan así... pero si os entra el gusanillo del calçot y no tenéis posibilidad de hacer una barbacoa con fuego de leña, los podéis hacer al horno... que quedan muy bien. No quedan igual que al fuego, porque falta el sabor aquel de brasa... sin embargo... están buenos. Y claro está, antes de nada tenéis que ver como hacer la Salsa de Romesco.
¡Vamos!
25/30 calçots
salsa de calçots o romesco
Si tenéis chimenea en casa, los podéis hacer al fuego directamente, que siempre es mejor.
Yo no he tenido nunca hasta ahora, ¿eh?.... no os penséis. Por lo tanto, seguimos con la receta de los calçots al horno.
Cortad la punta (raíces) y la parte de arriba (verde). Unos 10-15 por persona están bien, como primer plato, vaya.
La medida, pues a mí me gustan que no sean grandes ni pequeños.
Les tendremos que limpiar un poco primero.
Cortaremos gran parte de la zona verde.
Pasadlos por agua y sacáis toda la arena.
Cortad las raíces también.
Os tienen que quedar bien limpios. Después, como ya sabéis, las primeras capas del calçots se desestiman... pero queda mejor presentado así... para comer en la mesa. Otra cosa sería hacer una calçotada como Dios manda... donde estas cosas no se miran.
Colocadlos en una bandeja para horno... uno al lado del otro.
Es muy recomendable hacerlos sobre una parrilla y cubrir el fondo de la bandeja inferior con papel de aluminio. Durante la cocción, los calçots sueltan jugos diversos... que pueden ensuciar mucho el horno. Al fin y al cabo, son cebollas.
Los hornearemos a máxima potencia, 230-250 grados... durante unos 30 minutos.
Pasado este tiempo, les daremos la vuelta y los tendremos unos 10 minutos más.
Tenéis que ver que estén tiernos por dentro y tostaditos por fuera... y estarán bien cocidos.
Tsch... que mientras se hacen los calçots... podéis ir haciendo la salsa de romesco, ¿eh?
Los calçots ya están cocidos.
Los recogemos... sin quemarnos...
... y envolvemos la mitad en un papel de periódico... y la otra, igual. Hacemos dos paquetes (uno por persona). De esta manera se conservan calientes... y se acaban de cocer por dentro.
Y ahora lo suyo sería servirlos en una teja... pero no tengo. Los serviremos en un plato... con la salsita, claro está.
Y ya podemos empezar.
¡Ah!... ¿no os gustan los calçots?... ¿y no será que no los habéis probado?... a mí me pasaba lo mismo... ¡y ahora me apasionan, chicos!
Estiramos la piel de fuera...
... que salga muy limpio...
... lo mojamos bien con romesco... ¡y para dentro!... con un vasito de vino tinto, claro está.
¡Buen provecho!