Una de aquellas recetas que nos encantan a quienes nos gustan los calçots. Su elaboración no tiene ningún misterio y esta es, como digo yo, una forma "limpia" de comer calçots. Así están muy buenos... pero donde haya una buena calçotada chicos.... no hay color. Como veréis, yo he utilizado un par de huevos y he añadido harina a ojo para hacer el rebozado. Como la he encontrado una pizca demasiado espesa como para incorporar más huevo, he rebajado la mezcla con un poco de agua. También he puesto una cucharada de impulsor o levadura tradicional.
Para rebozar los calçots podéis hacer esta mezcla de huevo y harina o también pasar los calçots por huevo batido y después enharinarlos. Las dos técnicas son válidas. Podéis encontrar calçots rebozados con harina de trigo, o harina de maíz, con sifón, con agua o cerveza... o incluso hechos en tempura. Todas las variantes están bien buenas. También os recomiendo la lectura previa de la receta "Salsa romesco".
10 calçots por persona
huevo
harina
aceite para freír
sal
salsa de calçots o romesco
Variantes:
Cuando los calçots son delgados, se cortan las raíces y se retira la primera hoja y la parte verde. Cuando son más gruesos, tienen que escaldar previamente 3 o 4 minutos, pasarlos por la pasta y freírlos con aceite caliente y abundante.
Se hacen igual que las berenjenas rebozadas.
Hoy he comprado un buen fardo de calçots.
Para hacerlos rebozados escogeremos los más delgados.
Uno por uno, les iremos cortando la parte verde...
... y la raíz...
... esta será la parte comestible.
A continuación, uno por uno, iremos retirando la primera capa más sucia.
Para acabar, los limpiaremos bien bajo el grifo y nos aseguraremos de no dejar restos de arena.
Los reservamos.
En un plato o cuenco ancho batiremos un par de huevos.
Seguidamente añadiremos harina...
... una pizca de sal...
... y uno cucharada de levadura química (opcional).
Esta mezcla la ligaremos hasta que tenga una textura cremosa. Ni demasiado líquida ni demasiado espesa. En este punto ya podéis poner a calentar una sartén con abundante aceite.
Ahora, con paciencia, iremos sumergiendo los calçots dentro de esta pasta.
Tienen que quedar 100% impregnados.
Los freiremos en aceite bien caliente y abundante. Con un par de minutos por cada lado los tendremos hechos. Si encontráis alguno más grueso... podéis tenerlo un rato más para aseguraros de que quede blando, pero aseguraos de que el rebozado no coja demasiado color. En cualquier caso, pensad que una vez fritos.... con el calor residual que tienen... se irán ablandando por sí mismos.
Los iremos reservando sobre un papel absorbente.
Poned unos 10 por persona. Pensad que al ser rebozados empachan mucho más que si los hacéis a la brasa. Por lo tanto, os aconsejo que no os paséis con la cantidad.
Servidlos bien calientes acompañados de salsa romesco.
Si son delgaduchos, os aseguro que quedan bien cocidos y blandos.
¡Buen provecho!