Una receta más para sacar provecho de la invasión de estos animales en las costas catalanas. ¡Fácil de hacer y con un resultado extraordinario, de verdad! A pesar de ser una receta foránea, los ingredientes de esta receta los podéis encontrar en el supermercado más próximo sin problemas. Por cierto, se trata de un plato picante, aunque lo podéis hacer igualmente sin picante que os quedará buenísimo. ¡Si queréis sorprender a vuestros invitados, esta es vuestra receta! ¡Vamos!
6 cangrejos azules vivos
1 cebolla grande corte en la juliana
1 trozo de jengibre fresco picado
4 dientes de ajo picados
el zumo de una lima
una guindilla
dos cucharadas de pimentón picante
una cucharada de curri
cebollino
2 hojas de laurel
250ml leche de coco
aceite de oliva
sal
Variantes:
- Podéis hacer lo mismo retirando todo el picante
- Se puede acompañar de "tostones" o plátano macho frito
Preparad los ingredientes, que no falte nada.
Cortad la cebolla en juliana.
Pelad y cortad un buen trozo de jengibre y lo picáis.
Haced lo mismo con los dientes de ajo.
Ahora preparad los cangrejos. En anteriores recetas de cangrejo azul os explico detalladamente como limpiarlos.
Tenéis que dejarlos a mitades.
En una cazuela con aceite de oliva, dorad el ajo.
Enseguida, y con cuidado de no quemaros que salpica, tirad los cangrejos.
Tanto buen punto cambien de color por ambos lados, ya los podéis retirar. Como podéis ver yo he conservado un único caparazón, para mostrar a los comensales que se trata de cangrejo azul, pero sólo a nivel decorativo.
En el mismo aceite, echad el jengibre y la guindilla.
Un par de vueltas y ya podéis tirar la cebolla con el pimentón picante (o no). También el laurel.
Dadle unas vueltas, que la cebolla empiece a coger colorete.
Echad el zumo de una lima en la cazuela.
Y unos 250 ml de leche de coco.
Lo removéis un poco e incorporáis el cangrejo.
Lo saláis, lo tapáis y lo dejáis cocer a fuego medio durante unos 15 minutos. Removedlo de vez en cuando.
Pasado este tiempo, tirad una cucharada de curri. Removedlo todo y esperáis un par de minutos antes de apagar el fuego. Rectificad de sal.
Ya lo podéis servir, bien caliente, aunque es un plato que también se puede comer frío.
¡Ah! ¡perdón! me olvidaba del toque verde, en este caso un poco de cebollino. ¡Ahora si, hacia la mesa!
¿Tiene buena pinta no?
Si os gusta este crustáceo, lo disfrutaréis muy cocinado de esta manera. Eso si, no tengáis prisas. Son manjares que requieren de tiempo, entretenidos de comer.
El sabor es muy particular, ya lo veréis. ¡Repetiréis!
¡Buen Provecho!