Hoy os hablaré del Cangrejo Azul, también denominado Jaibas en otras partes del mundo. Personalmente, he encontrado este cangrejo delicioso y muy carnoso. Normalmente los cangrejos tienen poca carne y en muchos fastidia dedicarles tanto esfuerzo por lo tanto poca carne. El de hoy es de aquellos casos particularmente recomendables. Como veréis, el proceso de elaboración es muy sencillo: sólo los tendremos que hacer hervir un rato con unos pocos condimentos. El de hoy, es de aquel marisco con el que te estarías toda la tarde, chupando, poco a poco, sin prisas, con la copa de vino siempre llena.
1 cangrejo por persona (yo he hecho 3)
un puñado de sal
un puñado de bolas de pimienta negra
un rebaño de perejil fresco
1 cebolla a trozos
unas hojas de laurel
agua
Variantes:
- Los podéis cocer únicamente con sal y laurel
- Se pueden servir con una ajada de pimentón (Cangrejos con juguito rojo)
Pues aquí los tenemos.
¿Qué animal más curioso, eh?
Si os lo miráis bien... no deja de ser un milagro de la naturaleza.
Cuenta que estos cangrejos son muy activos y tienen un cierto peligro. La pescadera ya me lo advirtió: cuidado que tienen muy mala leche estos bichos, ¿eh?... ¡no le saques la goma de las pinzas! Pero yo necesito sacar las gomas e interactuar con ellos.
¡Tsch! ha sido más difícil de lo que os pensáis hacer estas fotos, ya que no se estaban quietos.
¡Plantan cara enseguida y se tiran a pellizcar como locos!
Mirad si tienen fuerza que entre ellos mismos se pellizcan y se clavan las pinzas en el caparazón.
¡Tsch! ¡quieto aquí! ¿donde vas tú?
Quería escaparse.
Una actitud muy desafiante.
¡Como corre!... ¡que se escapaaaaaaaaa!
¡Miraaaaa!... ¡ha saltado al suelo de la cocina!
¡Ven para acá! ¡A la olla vas! ¡Ya está bien de jugar!
De la pica no se pueden escapar, ya que resbala mucho y, ya de paso, los podéis lavar un poco.
Pero volvemos a la receta, que esto ya parecía un safari. Poned a calentar abundante agua con sal.
Tirad un puñado de bolas de pimienta negra.
Muy bien.
Una cebolla a trozos.
Un manojo de perejil fresco y...
unas hojas de laurel. Todo eso le dará buen sabor a la carne.
Adicionalmente, a mí me gusta poner un poco de vino blanco también.
No demasiado, un chorro.
Y enseguida, con el agua prácticamente fría, pondremos los cangrejos vivos. Si están muertos los tenéis que poner cuando el agua hierva mejor.
Se resiste, no quiere entrar de ninguna manera.
Pero yo tengo más habilidad que él, afortunadamente.
Las otras jaibas acabaran igual.
Enseguida, notaréis cómo cambian de color.
Dejadlos cocer unos 15 minutos, un poco más que las nécoras, ya que son más grandes estos cangrejos.
Una vez cocidos, los reservaremos.
Yo recomiendo comer la carne de este cangrejo fría. Está más sabrosa que cuando está caliente.
Y ahora veremos como preparar los cangrejos para servirlos en la mesa. Primero de todo retiráis todas las pinzas. Con una mano de mortero dad un golpe seco procurando partir el caparazón.
Muy bien.
Como podéis comprobar, el caparazón saldrá con facilidad...
y podréis disfrutar de su sabrosa carne, que tiene mucha.
El caparazón: lo tenéis que retirar con fuerza.
El contenido del caparazón no lo queremos. Como mucho para decorar el plato.
Retirad la boca y las partes frontales de la cara.
Retirad también las membranas laterales, que no están muy buenas.
Retirad la parte inferior del caparazón, donde está la cloaca y el aparato reproductor.
Todo eso no lo queremos.
Y finalmente, nos quedará la parte central del cangrejo con las patas.
Partidla por la mitad.
Eso es lo que nos comeremos, junto con las pinzas.
Y ya lo podéis servir en la mesa, sin que haya que poner nada más.
Un producto extraordinario que os mantendrá chupando un buen rato.
Disfrutad de su cuantiosa carne y marinadlo con un buen vino blanco, bien fresco, que esté a la altura.
También los podéis servir con un alioli suave.
Le va muy bien a la carne de cangrejo.
Ya tengo ganas de volver a comer.
¡Buen provecho!